ABRE TUS BRAZOS
Abre tus brazos a mi cuerpo, amor.
Ábrelos como una plácida llovizna de otoño en los jardines.
Riega, con tus aguas de luz, la flor de mis desencantos.
Mírate en los espejos del tiempo,
ellos te darán la medida exacta e imperecedera
de la soledad y del tedio que pueblan el desamor.
Desenreda tus cabellos con el peine de los sueños
que crecen en tu interior y que te hablan de mí.