lunes, 19 de diciembre de 2011

LA HERIDA DE LA TIERRA

Agitar las oscuras cenizas del olvido
y ver cómo se hunden los peces del recuerdo
en las aguas subterráneas del pasado,
es como navegar a la deriva
por un mar tempestuoso.

Un pueblo tiritando al sol de invierno,
las calles empedradas de suspiros
y la niebla, que ensombrece los tejados desnudos,
zozobran en las cornisas del crepúsculo.
BALADA DE OTOÑO

Llueve sobre los tejados de la noche,
sobre el asfalto de los pesares llueve.

La lluvia es como un suspiro que brota
del corazón errante y se estanca en la garganta.
La lluvia es una canción silente
que se derrama en los valles de tu piel.