miércoles, 20 de octubre de 2021

UN POEMA DE MELANCOLÍA, UN VERSO BLANCO


 La mañana de mi dolor será un verso blanco,

o un pájaro negro en la noche oscura,

un poema de melancolía que desdibujará las lágrimas

que recorren los cauces de mis mejillas.

 Todo es soledad y desamparo, a mi alrededor

tupida terminal de todos mis sueños,

labios encendidos de tinieblas que, audazmente,

desaguan los cielos de la inocencia.

 

También yo me marcharé algún día en ese

tren de negra noche y negaré los luceros del alba

en la senda que adormece el tafetán de mis anhelos.

 Como sierpes, los viajeros llorarán su desventura,

en esas sombrías telarañas que nos acerca la soledad.

 

Es inútil mentir la noche del lagrimal en la vía de ese

tren que jamás nos traerá a la sangre del corazón los abrazos 

y los besos que nunca pudimos dar a quienes amamos tanto.

Las caricias que, como rosas marchitas, se afligieron

en el lejano jardín de nuestros mezquinos dedos.

 

Es noche cerrada, sin luz de luna ni estrellas.

Recluidos en la oscuridad de esta desolada alcoba,

nuestros sueños se disipan, lentamente,

sin encontrar el amor, ni la dicha en nuestra espera

como una luz encendida en las tinieblas.  

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