El futuro de nuestro
país está en la infancia. Padres y educadores tenemos en nuestras manos lo más
hermoso de la vida, estos niños y niñas inocentes con los que debemos
volcarnos al máximo y propugnar una educación en valores para conseguir
personas de bien. Hemos de fomentar la
cultura del esfuerzo y el afán de superación y la autoestima para lograr
adultos responsables que sepan dirigir
el mundo en el que vivimos.
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