Juan mi marido es una
caja de sorpresas. Arregla muchos desaguisados del hogar y comparte conmigo las
faenas domésticas. Hace la compra a las mil maravillas y otras actividades.
Ahora le ha dado por la repostería y está haciendo sus pinitos en la misma.
Mirad que bizcocho de calabaza hizo el otro día. Para estas actividades de
innovación, él espera que yo esté ausente. Así no tiene nadie que le riña si
ensucia los fogones o se equivoca. Cuando acaba lo limpia todo, porque arrasa
la cocina, pero hay algunos detalles que escapan de su control y luego le toca
limpiar a Encarna. Pero puedo perdonárselo porque todo lo hace para verme
feliz. Gracias Juan. Te quiero.
Yo también te quiero a ti. Toda mi vida he procurado hacerte feliz, si alguna vez no lo he conseguido no ha sido por no haberlo intentado con todas mis fuerzas. Espero que el dulce del bizcocho borre el hecho de haber limpiado lo que yo ensucié. Un beso fuerte.
ResponderEliminarGracias Juan. Sé que todo lo que dices es cierto. Ya sabes que el bizcocho me ha encantado, sí, rico, rico. Eres un manitas y un buen repostero.
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