Las obras del parque de Pegalajar y su entorno continúan
a muy buen ritmo. Si desde el principio, hubieran seguido con ese nivel de
trabajadores, quizás ya estuviera
terminada la obra y los paisanos y forasteros podríamos disfrutar del parque en las
tardes-noches de este caluroso verano. La imagen que nos ofrece permanece siendo
desoladora, hay hoyos, tierra removida, materiales, polvo y maquinaria de
construcción, por doquier. Pero ya estamos viendo la luz por algunos lugares,
por otras, montones de tierra y escombros.
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