Gritos de dolor,
polvareda, angustia, espanto y dolor. Esa es la imagen del día de ayer en
Bruselas. Los terroristas actuaron en el aeropuerto y en la estación del tren.
Cualquiera de nosotros a algún familiar nuestro podía haber sido la víctima. Es
una pena que los inocentes mueran por las exigencias políticas y las
intransigencias de los extremistas.
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