martes, 17 de septiembre de 2019

ABORTO DE ÁMBITOS REGRESADOS

                      Qué duro es alejarse de la tierra que crece en nuestras entrañas
           Campos desiertos como gélidas tundras y nidos errantes
          vislumbra el alma en el tortuoso refugio de la ausencia.
En la huida los recuerdos se devoran unos a otros
                para entretejer un manto de nostalgia que atenúe la soledad
      que se atisba en los lúgubres espejos de la despedida,
en la piedra ancestral de la quietud.



Las palabras se deshacen en la boca para alimentar la raíz del llanto.
Los lamentos se disuelven en el aire como alondras
que detienen el vuelo para entonar un cántico triste
que mitigue el dolor de la partida en el marco visceral de la despedida.

El dolor de todos los navegantes que, de igual modo que Ulises,
se alejan de su Ítaca querida.

Como el gélido invierno de frío aliento, cargado de pesadillas
y de escarcha, sucede al tibio otoño de plumajes carmesíes,
así el corazón peregrino se entrega a la pena de alejarse
de aquello que lleva dentro.
Luego, el sueño pegajoso del adiós, como una tela de araña,
nos lleva a bucear por los profundos mares de la añoranza
donde caminamos a ciegas hasta caer,
como enajenados ecos, en un abismo sin fondo.

Entonces, el peso de la gravedad, como un barco sin timón con forma
de empalagosa sirena, que ansiara retenernos a su lado,
se desploma en nuestros hombros y aborta
cualquier legítimo anhelo de ámbitos regresados. 

ENCARNA GÓMEZ VALENZUELA


ESTE POEMA FUE PUBLICADO EN LA REVISTA AZAHAR Nº 99, CORRESPONDIENTE AL MES DE AGOSTO DE 2019






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