Hoy es el Día de Todos los Santos. No solo de esos que están en los altares, sino también de todos los difuntos cuya vida fue ejemplar, que se sacrificaron por sacar adelante a los que tenían su alrededor, que no hicieron daño a nadie o que, si se lo hicieron, lo repararon como pudieron y pidieron perdón, los que nunca negaron su ayuda a nadie, que llevaron sus enfermedades, su vejez y sus carencias con resignación cristiana y, en fin, que pasaron por la vida haciendo el bien a sus semejantes. Nos sorprenderíamos si pudiéramos ver a los que ya están gozando de la presencia de Dios. Vaya para ellos nuestro reconocimiento y nuestro amor y el ruego de que intercedan por nosotros ante el Padre Eterno para que nos cuide y para que nos libre de esta pandemia tan morbosa.
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