miércoles, 25 de octubre de 2023

OTRO FRAGMENTO DEL PRÓLOGO DE “OJOS DE ZAFIRO Y OTROS RELATOS” DE ENCARNA GÓMEZ VALENZUEL

 


De esta forma continua Victoria Godoy el prólogo de mi libro, Ojos de zafiro y otros relatos: 

  Es necesario resaltar que la mayoría de las figuras que habitan estos relatos son mujeres con nombre propio o carecen del mismo, cosificadas en el mundo marginal de la prostitución; otras han sido estigmatizadas y tachadas de brujas. Todas, con cicatrices en el vendaval de la vida, como enseñas de su amor, pleno, frustrado y arrebatado, en la fugacidad de la insaciabilidad del tiempo por un destino aciago. Amor femenino que aparece descrito en su belleza con un lenguaje cargado de sensualidad y erotismo, que nos recuerda la herencia de la imaginería arábigo-andaluza o la del Modernismo, pero libre ya de eufemismos; ahora en una prosa directa, ágil y expresiva. De esta forma, el discurso narrativo se adueña de la palabra como arma para que sea posible ver, sentir y nombrar el cuerpo de la mujer, el deseo sexual y la fusión amorosa con expresiones literarias que se alejan del canon masculino en la búsqueda de una identidad propia que les ha sido arrebatada. Es el derecho a decidir sobre su cuerpo y sus vidas lo que está en juego, de ahí la especial relevancia que adquiere el tratamiento de la locura femenina y el suicidio. La autora se niega a colocar la locura como una consecuencia de la inestabilidad natural femenina, sino, al contrario, como opción personal, o fruto del determinismo social; y quienes la padecen no son locas sino enloquecidas avocadas al suicidio como protesta contra la asfixiante estructura moral que la sociedad imperante impone a la mujer (El naranjo), o como efecto de la angustia existencial del vacío  para acabar con el sufrimiento (El reflejo del agua), o como única salida a la violación sexual (La bodega maldita).  








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