La mala costumbre
es una novela que impacta al lector, una novela de complicada lectura para los
no avezados a la misma. Es la historia de un ser humano que, según dice, vive
en un cuerpo equivocado, que no acepta, no quiere, no desea y con el que no
está de acuerdo, pero tiene que aceptarlo. La historia está narrada en primera
persona por un personaje cercano que vive todos los hechos, y solo puede contar
lo que siente y lo que observa en los demás personajes y en su entorno, ya que
no puede ser omnisciente. El worldbuilding, el mundo de la novela, está muy
bien descrito. La noche madrileña, las calles de la oscuridad, los clubes y la
actividad nocturna se ven bien dibujados en esta historia y con riqueza de
detalles.
En esta novela se toca un
tema muy delicado, pero está tratado con mucho tacto y dulzura: la
homosexualidad, un tema de actualidad, que siempre ha estado oculto por la gran
hipocresía humana y considerado como una enfermedad o una inclinación
deshonesta e indigna. Afortunadamente, estas personas ahora pueden vivir
juntas, amarse y formar una familia, algo que desde siempre ha estado mal
visto, censurado y perseguido. Todos tenemos derecho a manifestarnos como somos
y a vivir la vida a nuestro gusto, sin que nadie nos moleste si no perjudicamos
a los demás.
El protagonista tiene una
infancia sellada por el inconformismo con su cuerpo, pero en el que ha de
afianzarse para contentar a los padres y para no enfrentarse a la sociedad y al
entorno en el que se encuentra. Después, vive una adolescencia y juventud
marcada por la doble vida y separadas por el día y la noche. El protagonista no
encuentra otra opción que ser durante el día lo que se espera de su persona, de
su físico y de su ser externo, pero cuando llega la noche vive la vida como
desea, una existencia trans, cuyo atuendo traslada en una mochila de ida y
vuelta. Al atardecer, de ida, y antes del amanecer, de regreso. Durante la
noche, pasea por las calles madrileñas para llegar a ese mundo anhelado con el
deseo de manifestarse como en realidad es. En ese entorno nocturno y homosexual
es donde siente que su vida se realiza a su gusto y según sus inclinaciones
íntimas.
Una paliza sufrida por el
protagonista —que siempre habla, siente y se expresa como una mujer—y el salto en
el tiempo, después de haber transcurrido 13 años, también marcarán su vida. Se
ve obligado a regresar a la casa familiar porque sus ingresos no le dan para
vivir independizado. Esta situación es
una crítica social a la carestía de la vida, a la falta de viviendas
sociales y para la juventud, a la escasez de los sueldos y a toda la miseria de
un país y de una metrópolis como Madrid, donde acuden las gentes en busca
de trabajo y de un futuro próspero. Pero la vida en una gran ciudad encierra
muchas trampas. Los barrios obreros del Madrid de aquella época han de luchar
por la subsistencia, contra la droga y contra muchas miserias. Es el tiempo del
paso a la democracia, a la apertura, a la relajación de las costumbres, a las
palizas, robos y abusos callejeros nocturnos y diurnos, a la homosexualidad, a
las noches de alterne, a la prostitución y a mil peligros en los que pueden
verse atrapados los jóvenes de ambos sexos.
Cuando el protagonista regresa
a casa, empieza a actuar de forma altruista con otra/otro homosexual, que
conoció en la infancia y que la vida y la naturaleza están maltratando. Aquí la
autora nos da un buen ejemplo de solidaridad, empatía y de ayuda a nuestros
semejantes.
Esta novela nos hace ver
con claridad que hemos de aceptar a todos los seres humanos con sus virtudes y
con sus defectos y, sobre todo, con su forma de ser, de actuar y de pensar. No
podemos discriminar a nadie por nada. Todos tenemos el derecho a vivir conforme
a nuestras creencias, anhelos, ideología, personalidad e inclinaciones
personales y sexuales. También todos tenemos el deber de respetar a los demás.
Nuestras actuaciones nunca deben perjudicar a nadie.
La mala costumbre
es una novela muy bien escrita, estructurada y enlazada, que nos habla de sentimientos,
esos que sentimos cada cual, aunque vengan desde otras direcciones. A veces, el
lector se ve desbordado por la narración, pero enseguida se ubica si no
renuncia a seguir leyendo. Al principio, podemos ver este relato como una
especie de Colmena, al estilo de Cela, pero después la vemos alejarse de esta
forma de llevar la historia. La vida nocturna madrileña juega un gran papel. Percibimos
la sordidez de algunas actuaciones, que se le van de las manos a algún
personaje.
Es admirable la capacidad
de reflexión, introspección y análisis de la autora con las inclinaciones y
sentimientos de unos seres que han estado siempre marginados, metidos en el
armario. La autora aporta información privilegiada al tema de la homosexualidad. La novela también es una crítica a la
sociedad, al Madrid de los 80- 90. La época de la Transición.
El desgarrador viaje
vital de un ser humano atrapado en un cuerpo que no sabe habitar. Una novela
deslumbrante que no se parece a nada que hayas leído.
Alana S. Portero (Madrid, 1978) es una escritora, poeta,
dramaturga y directora escénica española que escribe
sobre cultura, feminismo y activismo LGTB con un enfoque
concreto en la realidad de las mujeres trans.
Trayectoria
Portero se crio en el barrio de San Blas en Madrid, donde ubica su novela. Se licenció en
Historia, especializándose en Historia Medieval, por la Universidad
Autónoma de Madrid (UAM). Es escritora, dramaturga y directora
escénica.
Es cofundadora de la compañía de teatro
STRIGA, que dirigía y en la que actuaba. Escribe sobre cultura, feminismo y
activismo LGTB para varios
medios, como la revista Agente Provocador, ElDiario.es, El Salto, S Moda y Vogue España.
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