lunes, 7 de septiembre de 2015

LA FLOR DE LA CALABAZA



La flor de la calabaza es bella, grande, exótica y misteriosa. A mí me recuerda a las plantas exuberantes de las islas del Pacífico. Tiene una particularidad muy especial  y es que posee flores masculinas y femeninas. En esta peculiaridad se asemeja al reino animal, en el que la gran mayoría de los individuos están diferenciados en el sexo. Por el contrario, en el reino vegetal, la mayoría de las flores suelen tener los dos sexos.

 Poseen estambres, parte masculina y pistilo, parte femenina. Así pues, una flor se puede fecundar a sí misma, valiéndose del viento y de los insectos. Pero la flor de calabaza lo tiene más complicado. La flor femenina tiene que recibir el polen de una flor macho.  Aquí el viento y los insectos tienen que trabajar algo más.

Antes de conocer esta curiosidad, Juan y yo mirábamos con decepción las flores de calabaza que después de haber lucido la belleza de sus pétalos y haberse marchitado, no tenían embrión. Decíamos «una flor nula e inútil». Y claro es que era una flor macho, cuya misión consistía en  fecundar las flores femeninas, que son las únicas que pueden dar fruto. De esta observación deducimos que hay que estudiar la naturaleza para conocer sus particularidades.      



 
 
 
 
 

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