como una
daga salvaje se me clava
en el fondo
de mi alma.
El latido
de mi Andalucía querida,
como sutil
aguacero de perlas sobre el asfalto
fertiliza
el erial de mis deseos.
en la
desnudez de los rosales de mayo
que tiñe de
ilusión la luz de mis pupilas.
Es una
gaviota que, con sus alas de seda,
abanica los
bucles del corazón.
de
caléndulas y madreselvas,
de palomas
que, silentes, sobrevuelan
los
desiertos de mi piel.
de claridades los días tenebrosos de mi vida.
de nuestra
tierra querida, luminoso,
nos espera
en el rellano del sol.
Es telar de
los luceros
para bordar
mariposas lunares
en el cielo
azul-turquesa
que
ensancha la mirada
de nuestras
ocho provincias.
que gime,
baila y canta al son de bulerías
que vierte
su calidez de guitarra malherida
sobre las
playas del verso.
Quiero
vivir en mi tierra,
atrapada en
sus dolientes entrañas
para
embriagarme de coplas, de aceitunas,
de
fandangos, de seguiriyas y tientos,
de
poesía...
Andalucía
es un vergel
donde florecen los
sueños.