PORTADA
CONTRAPORTADA
LA FURIA DEL VIENTO
PRÓLOGO
La furia del viento
sorprende a la vez que atrapa al lector a medida que este avanza en el
recorrido de sus páginas. Sorprende por la alternancia espacio-temporal con la
que juega su autora y atrapa por el contenido de su acción que participa de las
características de distintos géneros narrativos, desde el relato de vida hasta
el costumbrista o el de misterio, pasando por la ficción autobiográfica.
Articulada
en torno a dos universos distantes, tanto en el espacio como en el tiempo, la
novela narra, en primera persona, los acontecimientos de la vida de Elvira,
periodista afincada en París, aunque oriunda de la comarca jiennense de Sierra
Mágina. Serán precisamente París y Pegalajar, localidad natal tanto de la
protagonista como de su autora, los dos centros de gravedad de la historia. A
través de ambos lugares, Encarna Gómez Valenzuela, describe el presente y el
pasado de su personaje, lo que le permite, al mismo tiempo, realizar un
interesante estudio de la sociedad rural de dicha comarca en la segunda mitad
de los años cincuenta y en la década de los sesenta del siglo pasado.
Sabiamente
construida, la novela busca, y consigue, mantener la atención del lector con
sus continuos saltos temporales entre el presente de Elvira y los hechos de su
infancia en Pegalajar, que constituyen el eje esencial de la narración. Estas
sucesivas vueltas atrás, guiadas por el mecanismo del recuerdo, resultan de una
gran funcionalidad, ya que permiten ahondar en los rasgos psicológicos de la
protagonista, a la vez que ponen en escena una galería de personajes a través
de los cuales el lector puede muy bien imaginar el ambiente descrito, con sus
diferentes clases sociales y las distintas personalidades de sus
representantes.
La
vida familiar y la escuela son sin duda los dos ámbitos más minuciosamente
trabajados en los que, con toda seguridad, la autora ha ido hilvanando de forma
imperceptible retazos de sus propios recuerdos. Llama la atención, en efecto, el detalle con el que son tratados muchos de
los elementos que configuran el universo infantil, desde los juegos, el
estudio, los vínculos familiares o de amistad, hasta las relaciones con los
adultos o el paso a la pubertad con los cambios y los descubrimientos que le
son inherentes.
Recluida
en su ático parisino, Elvira evoca y trae hasta su presente a cada uno de los
personajes de su vida anterior y conforma con ellos un fresco en el que tienen
cabida todas las clases sociales, desde “el señorito” hasta los habitantes de las cuevas. Pero el
ático de Elvira no es tan solo el lugar en el que esta se entrega a la añoranza
del pasado. Muy al contrario, cuenta también con su propio peso específico. De
hecho, la autora tiene cuidado de anclar firmemente en la realidad de la época
los acontecimientos de tipo personal. Encarna Gómez Valenzuela juega, además, con
la atención del lector, acrecentando su intriga al interrumpir la narración de
los hechos del presente para intercalar los de un ayer lejano.
Toda
la novela está concebida como una sucesión de retornos a un tiempo pretérito.
En realidad, toda ella constituye una gran evocación del pasado, por lo que la
autora utiliza continuamente el procedimiento de la analepsis, que da sentido a
la actualidad del personaje principal. Pero junto a este recurso que le permite
recrear un mundo desaparecido, que solo puede pervivir a través del recuerdo,
utiliza su contrario, la prolepsis, por el que anticipa a través de pequeñas
ráfagas los sucesos por acontecer, creando así un suspense con el que juega
desde el principio del relato.
En
efecto, ya desde las primeras líneas, Encarna Gómez Valenzuela se complace en
despertar la curiosidad del lector al tomar
como punto de partida de la narración dos hechos que determinarán buena parte
de los acontecimientos posteriores: la muerte de Gervasio, cuya identidad no
conocerá el lector hasta bien avanzada su lectura, y la de las tías de la protagonista,
personajes sombríos, encarnación del lado oscuro de la existencia, unidas sin
embargo por lazos de sangre a Elvira, ser de luz que desgrana los acontecimientos
de su vida en el transcurso de la novela.
Por
último, me gustaría insistir sobre un hecho que me parece fundamental en la
composición de La furia del viento,
el estudio psicológico de ese fresco social de los años cincuenta y sesenta del
siglo XX que la autora presenta al lector. Alrededor de Elvira, protagonista
absoluta de la narración, que se concilia consigo misma a través de su
confesión, pulula un gran número de
personajes con los que la autora realiza un estudio de caracteres que implica
una reflexión sobre la condición humana, con sus miserias y sus grandes actos.
Lo mismo ocurre con el otro díptico del relato, ya que el espacio parisino,
construido esencialmente en torno a las relaciones amorosas y laborales, es
transitado por distintos tipos psicológicos cuyos rasgos presentan un variado
abanico de actitudes ante la vida. Desde Marcos, el esposo amado, hasta los
amigos, los compañeros de trabajo, los vecinos o las jóvenes que trabajan en la
limpieza, cada uno de estos personajes ostenta sus propias peculiaridades y
actúa en función de las mismas.
Reflexión sobre el ser humano, en suma, con sus grandezas y sus bajezas, es lo que Encarna Gómez Valenzuela ofrece al lector que se adentra en las páginas de La furia del viento. Buena lectura.
Adelaida Porras-Medrano Enero 2022
SINOPSIS DE LA NOVELA LA FURIA DEL VIENTO
La
furia del viento es la historia de una joven que empieza
una vida con su pareja en París. Ambos son periodistas y trabajan para una
agencia española. La muchacha pretende integrarse en aquel lugar. Lo consigue a
medias mientras él está vivo. Cuando este fallece, su vida hace aguas por
doquier. A partir de entonces, lo deja todo y se encierra en sí misma como un
recurso de defensa o de autodestrucción personal. Después, la protagonista vive
sucesos terribles: robos, envenenamientos y asesinatos. En su aislamiento,
evoca hechos del pasado y advierte que esos recuerdos, poco a poco, la van
rescatando del infierno en el que ha caído al verse separada de su amado y sola
en una ciudad extraña.
Rememora
a su familia y a las amigas de la infancia, las cuales, como la protagonista,
se vieron obligadas a separarse y a dejar el pueblo para iniciar una nueva vida
en otro lugar. Recuerda la escuela de su niñez y cuenta los episodios que vivió
en una época difícil de miserias, carencias, venganzas crueles y violaciones,
en todos los sentidos. Se trata el derecho de pernada, las enfermedades
mentales, la atención a los niños hiperactivos y deficientes, la
homosexualidad, los pervertidos sexuales, el incesto, las agresiones violentas,
los abusos, el secuestro y las muertes terribles, que cambian la vida de los
personajes. Es el tiempo de la posguerra española y el tardío franquismo.
En
la novela hay dos historias paralelas, una la que la protagonista vive en París
y otra la que sucedió en el pasado. Ambas van fluyendo a lo largo de toda la
narración y al final convergen en el presente. Entonces se desvelan todos los
secretos y misterios que les ocultó la vida en el pueblo en aquel lejano y confuso
período.
La
furia del viento es una acronía o silepsis, porque tiene
dos líneas temporales, que se entrelazan, obligando al lector a avanzar de modo
simultaneo por dos historias, que finalmente se complementan. Encarna Gómez Valenzuela
RESEÑA LA NOVELA LA FURIA DEL VIENTO DE LA AUTORA ENCARNA GÓMEZ A CARGO DE CHARO UNA PROFESORA DEL INSTITUTO DE CAMPILLO DE ARENAS
La
furia del viento es una novela que cautiva desde el
principio.
Tiene una prosa esculpida, labrada
con mimo y plagada de imágenes poéticas. Es la historia intrigante de una
protagonista cuyo pasado y presente se entrelazan con maestría narrativa.
Del mismo modo, la evocación de la
infancia y las descripciones costumbristas de un pueblo de Sierra Mágina, en un
momento duro de la historia de España como es la dictadura franquista son, en
definitiva, el reflejo del placer de hacer las cosas bien hechas y de las
dificultades impuestas por una etapa de la historia en la que la aspiración
profesional de una mujer ha constituido una labor ardua para aquellas que, al
menos, lo consiguieron.
En el caso de Encarna, el estudio,
el trabajo intelectual, la pasión por los libros, el empeño y la perseverancia
han sido los valores que la han acompañado a conseguir sus metas. ¡Enhorabuena
por esta novela! Quienes la lean van a
disfrutar de una buena historia que les va a encantar. ¡Felices lecturas!
Gracias
Charo por la magnifica reseña que haces de mi novela. Veo que la has leído con
los ojos del alma y a mi me ha salpicado gratamente tu amor por los libros y la
lectura. Gracias.
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