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Pegalajar, Jaén, Spain
Gracias por venir a recorrer estos senderos literarios que han brotado de una fontana silenciosa, sedienta de emoción y de calma. Gracias por leer estos poemas, por beber su aliento, por respirar su aroma, por destilar su esencia, por libar su néctar. Sabed que han brotado de un corazón anhelante que sueña con ser luz y ternura, primavera y sueño, calidez y verso. Mientras lo consigo sigo escribiendo, soñando, amando, enseñando, viviendo y cantando a la vida y al amor, al mar y a la tierra, a la tristeza y al llanto, al suspiro de la brisa y al deseo de los espejos, a la melancolía y a la nostalgia. La vida es como un poema que, en unas ocasiones, nos abre las puertas de paraísos ignotos, de hermosas praderas cuajadas de florecillas silvestres, de exóticos jardines, de luminosas estancias donde germinan los sueños y donde se gesta el amor, pero en otras nos aboca al temblor de los fracasos, al dolor de las heridas, al vacío de las ausencias, al llanto de las tormentas, al furor de las ventiscas, al horror de las contiendas y a la tupida oscuridad de una noche sin luceros. Espero que seas feliz mientras bebes agua de los manantiales de la poesía, de las fontanas del verso.

domingo, 12 de octubre de 2025

MAS DE 223.000 VISITAS EN MI BLOG

 



Mi blog ha superado las 223.000 visitas. Un buen número que hay que celebrar. Gracias a todos los que han entrado en mi casa virtual para seguir las noticias culturales, literarias y sociales que cuelgo.

Ya nos ha llegado el otoño. Cuelgo este poema dedicado al mismo.

 

BALADA DE OTOÑO

Una balada en otoño, que plácida y silenciosa

se arremolina en mi alma para llorar las ausencias.

Melodía de los pianos del aire. Cítaras que el viento mece.

El harpa, herida de amor, gime cerca de mi corazón.

Una rosa de pasión me ha clavado sus espinas.

 

Febril, la luna se escinde en dos mitades simétricas,

teñida de luz de plata y escarcha en el lagrimal.

Es el ocaso que llama en la aldaba de mi puerta.

Las lágrimas del cristal, atrapadas en los espejos del tiempo,

recorren las veredas de mi pecho.

 

Una balada de otoño, un verso triste de melancolía

Como un poema dormido en el regazo del agua.

Los surcos del amor se vuelven herida,

llanto lastimero, como música y crisol

que rebosan las fronteras del corazón de la tarde.

 

Una balada de otoño como una danza de esquirlas

de sol o de blanca luna en noche de plenilunio.

Doradas hojas que el viento mece,

la esperanza de una nueva primavera

se dibuja en las flores del almendro.

Cuando invierno se marchite en la enramada del tiempo

florecerán los olivos y la hiedra anillará su aureola de esperanza

en los soleados valles del mes de marzo.   

 

Llueve sobre los tejados,

sobre el asfalto de los pesares, llueve.

La lluvia es como un suspiro que sale del corazón

y se estanca en la garganta.

La lluvia es una canción silente,

que da aliento y esperanza a los valles de mi piel.

 

Las vides han derramado su miel en los lagares de otoño.

Luego la lluvia sutil, frágil como este poema

se desgaja en racimos de templanza.

Es el otoño que entona su canción de lluvia y viento.

Nostalgia en el corazón, melancolía en el alma