Hace ya muchos años,
cuando solo existía la escuela unitaria y sexista, una niña con muchas inquietudes estudiaba en
la escuela de doña Paquita. Allí con su trabajo diario fue descubriendo el
mundo por medio de las materias del currículum. Aprendió los secretos del
lenguaje y el maravilloso mundo de la lectura y la escritura.
Memorizó los
verbos, interiorizó la ortografía, la fonética y la semántica. Asimiló el sorprendente
universo de las Matemáticas, los
números, las operaciones, las fracciones, la regla de tres, el tanto por
ciento, la magia de la Geometría. Cantó las tablas. Relacionó el mundo maravilloso de la Geografía
y la Historia de España con la del
planeta Tierra y se aprendió los ríos, las cordilleras, las provincias, los cabos
y los golfos de la Península Ibérica y de cuantos lugares cayeron en sus manos.
Estudió el Catecismo y fue campeona en varias ocasiones. Degustó también las
Ciencias Naturales y se sorprendió con los enigmas que encierra la Naturaleza. Fueron
unos años preciosos, mágicos e irrepetibles que aún conservo en mi corazón. Mi
maestra, mi curiosidad y entusiasmo me ayudaron a edificar los cimientos de los
posteriores aprendizajes que iría realizando a lo largo del tiempo. Hoy cuelgo
una foto de mi clase de niñas de aquella época. ¡A ver quién me reconoce!
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