Moscas, viejas
moscas,
fisgoneando en
el aire
del cementerio,
en las fosas,
en la cocina, en el baño y en la sala.
Amigas de los
espejos.
Moscas, etéreas
y vaporosas
tan molestas e
insistentes,
insoportables y huidizas, obstinadas.
Vosotras que os
posáis sobre las heces,
en el rostro de
los muertos,
en lo pútrido e inmundo,
en la boca y en
los ojos de los niños.
Vosotras, viejas
moscas,
¿qué misión
traéis al mundo?
Solo
molestar al prójimo y marranearlo todo.
Pegajosas,
repugnantes, viejas moscas.
Evocando los
años de mi niñez,
escucho vuestro
cansino zumbido,revoloteos alrededor de la sopa
para mojar
vuestras nauseabundas patas.
Veo mujeres
agitando sus mandiles
para arrojaros
de casa, veo paletas
persiguiendo
vuestros danzarines vuelos.
Veo los frascos
del DDT
espolvorizando
el aire,
veo pobreza,
desatinos y miseria.
Os detesto,
sucias moscas,
que dejáis
vuestra huellas por doquiery ensuciáis todas las cosas.
La escritora, amiga, compañera y coordinadora del libro SIERRA MÁGINA, TERRITORIO LITERARIO, Socorro Mármol ha propuesto al grupo de escritores de dicho libro que escribamos sobre las moscas. Este poema es mi respuesta a la misma.
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