El libro es un canto a
la Naturaleza en estado puro y ese deseo de preservarla de la contaminación y
el dolor por la influencia negativa de los humanos sobre la misma. La trama se
desarrolla en Colombia, en la ciudad Enana. Trata también el tema de la droga y
la farándula. La homosexualidad oculta para evitar las críticas.
Hay un crimen
sin resolver. El miedo a enfrentarse a la dura realidad hace posponer los
encuentros problemáticos. La vida, en la que todo se repite porque es cíclica,
se abre paso, intentando superar todas las barreras. Trata también la teoría
evolutiva de Darwin y el todo y la nada que van mezclándose. El cartesianismo
caduco, los recursos de defensa humana, las barreras emocionales para eludir
los problemas. La relatividad del pensamiento. Aparecen las sextas y la
religión como el opio del pueblo. Encontramos personajes sin nombre, se conocen
solo por el oficio que desempeñan. El tema doloroso y traumático de la
preferencia de los padres por alguno de sus hijos. La vida enfocada desde el
bien y el mal. La teoría sobre el fracaso. Este forma parte de lo admisible en
la vida humana. Uno acaba superando el fracaso conservándose dentro del mismo. En
el libro abundan las reflexiones filosóficas para alumbrar la vida. Aparece el
secuestro que lleva a la muerte o a la libertad. Un libro que enjuicia la vida
desde una perspectiva inusual. Todo lo hace el diablo, la vida es obra de él.
Un hombre vuelve a casa (a
Colombia), con varios fracasos a sus espaldas. Y allí «encontrará sin buscar»,
siguiendo el dicho picassiano. El tejido de araña de la realidad lo atrapará
sin darle oportunidad de escapar. Es ésta una novela negra muy singular, donde
se dinamitan con acierto muchos de los estereotipos del género. Parte de la
mejor narrativa latinoamericana de las últimas décadas ha leído «con provecho»
a un autor siciliano que, de alguna manera, supo conjugar a Borges (una de sus
referencias esenciales) con los grandes moralistas franceses: Leonardo
Sciascia. Desde Rodrigo Rey Rosa hasta el último Juan Cárdenas, la lección de
Sciascia se ha vuelto cada vez más relevante. Como en esta novela exacta y
magistral, en la que la política, la religión y la «industria» (tres temas
sciascianos) son tan importantes como el sexo o la naturaleza (dos temas de
Cárdenas, no tan presentes en el siciliano). Estamos, pues, ante una de las
principales novelas latinoamericanas de este siglo XXI.
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