Abre tus brazos a mi cuerpo, amor.
Ábrelos como una plácida llovizna de otoño en los
jardines.
Riega, con tus aguas de luz, la flor de mis
desencantos.
Mírate en los espejos
del tiempo,
ellos te darán la medida exacta e imperecedera
de la soledad y del
tedio que pueblan el desamor.
Desenreda tus cabellos con el peine de los sueños
que crecen en tu
interior y que te hablan de mí.
Desdibuja el temporal de los desdenes
con
la brisa fresca y aterciopelada
que dimana de las mieles de tu boca.
Deja que busque lunas
de pan y de miel
en la dorada calidez de tu cuerpo hacia la tarde.
Que la noche silenciosa y cantarina de nuestras
ilusiones
nos
acune en su regazo como la brisa y el sol.
Deja que borre la herida que te causó la tristeza en
el alma.
Ahora sé que la
melancolía no es esa llaga infecta
e
inútil que nos puebla el pecho de fantasmas,
que nos llena de sollozos los desiertos de la noche.
Es esa frontera cruel que, a hurtadillas, cubre
nuestro
corazón de ausencias y de agonías.
No la dejes anidar en tu pechera, así podremos
evitar
que
la borrasca nos inunde las entrañas.
Un oasis de frescor y de dulzura es tu mirada,
allí donde habitan y germinan todos los sueños .
Abre tus brazos amor al
jardín inagotable de dicha
y de frenesí que puebla
de rosas y de alhelíes
el
cálido vergel de nuestro cariño.
FINALISTA EN EL VI CERTAMEN DE POEMAS DE AMOR
RUMAYQUIYA, ORGANIZADO POR LA ASOCIACIÓNARTÍSTICO LITERARIA ITIMAD DE SEVILLA.
ENCARNA GÓMEZ VALENZUELA
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