
También los mayores tienen su
corazoncito, por ese motivo se alegran de todo lo que se hace por ellos. Hay
que quererlos y animarlos a seguir viviendo, a pesar de sus molestias físicas,
para que puedan disfrutar del cariño de los suyos hasta que les llegue la hora
final. En casa hoy estamos de cumpleaños. La abuela, mi madre, cumple 93 años. La pobre se ha emocionado cuando
le hemos dado la tarta con la velas del 93 cumpleaños y le hemos cantado
cumpleaños feliz. A las personas de su
época nunca se les hacían fiestas. Por eso se emocionan con cualquier detalle
que se tenga con ellas.
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