Se están cometiendo
muchos errores con los niños, se les está quitando la capacidad de imaginar, se
les está quitando la isla desde muy niños, lanzándoles al mar. Cada vez dura
menos la infancia, pero tampoco se logra a cambio una madurez. Son niños expulsados
muchos de ellos, lo que yo llamo adolescentes con cara de náufragos. Hay mucho
niño náufrago, adolescentes que a lo mejor ya tienen 40 años, pero no han
sabido madurar. Se está educando muy mal. Les quitan la capacidad imaginativa.
Por ejemplo, la televisión. No estoy en contra de ella, sino de su uso. Tampoco
hablo de la violencia, un niño siempre lleva dentro la violencia, y si no le
compran pistolas las fabrican con las pinzas: mis hermanos lo hacían. La
televisión les ha hecho perezosos, se lo dan todo hecho, los personajes, las
músicas, los colores. Entre el cómic y la tele lo tienen todo.
La lectura en
cambio es una fábrica de sueños. Yo de niña me imaginaba los personajes,
las ciudades. Tenía una idea fabulosa de la ciudad de Copenhague por lo que
leía en Andersen, y cuando realmente la conocí, encontré mi sueño. Había un
ilustrador ruso del siglo pasado que nunca pintaba al protagonista, lo ponía de
espaldas para que el lector lo imaginara. O sea, que si además de ver las
películas de dibujos leyeran… Pero no, están amorrados a la televisión todo el
día. Yo recuerdo que cogía libros de la biblioteca de mi padre y no entendía
nada, pero lo inventaba a mi modo.
ANA MARÍA MATUTE Una singular escritora que ya ha viajado a
las estrellas.
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