Abrupto
silencio a tu alrededor.
Vacío
febril en tus pupilas ajadas
de tanto mirar sin ver
las
miserias de los hombres.
El
murmullo de tus labios
finge idiomas ignotos
que
suenan ataviados de furia
en
el lago visceral de tus anhelos.
Desde
la lejanía hostil
de
tu trono de gloria y de soberbia,
efímero
como la vida misma,
has
sembrado semillas de distancia
en
el huerto desolado de mi llanto,
como
quien mira la imagen
de
la tempestad en el aire.
Pero
no temas hermano
de
mis entrañas
algún
día no lejano
recogerás
la cosecha:
vacío,
soledad e indiferencia
a
manos llenas
y
el dolor de no haber sabido
restañar
a tiempo
las
llagas del corazón y del alma.
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