Este es mi artículo del mes de febrero en IDEAL SIERRA MÁGINA. Esta vez versa sobre la pandemia y las vacunas en España. Posteriormente, a la escritura de este artículo, llegaron a nuestro país otras vacunas, que ya han empezado a ponerse, comenzando por los más vulnerables, aunque algunos se han adelantado. Esperamos que pronto lleguen a todos nosotros y podamos estar inmunizados contra este maligno virus. Abajo lo cuelgo en letra más grande.
LA VACUNA DE LA COVID-19, UNA LUZ A LA ESPERANZA
La pandemia de la Covid-19 nos ha dejado muertes,
paro, miseria, desengaños y pena en el corazón. Han fallecido muchos ancianos
en las residencias, pero también gente de todas las edades, incluso niños y
jóvenes. Unos han cogido el coronavirus en su trabajo o en las relaciones
cotidianas, pero otros han sido temerarios y han asistido a fiestas sin ninguna
medida de seguridad y el virus les ha pasado factura. También la pandemia ha
generado mucha desconfianza, soledad y tristeza, pero
nos ha servido para darnos cuenta de lo importante que es estar cerca de las
personas que queremos y mantener relaciones con ellas a menudo. Los abuelos
no han podido relacionarse con sus nietos durante bastantes meses y todavía no
pueden hacerlo y los nietos han carecido de ese contacto tan enriquecedor con
sus mayores y seguirán careciendo del mismo hasta que se alcance la inmunidad
de grupo. Las familias han tenido que mantenerse cada una en su casa y los
amigos no han podido juntarse para disfrutar de la presencia de los demás. No podemos
dejar que la distancia nos aleje y nos separe de lo que verdaderamente importa.
Tenemos que hacer todo lo posible para que nuestra vida retome la normalidad
anterior a la invasión de este perverso virus.
Actualmente, la situación es problemática. Pensábamos
que, una vez acabada la desescalada, las cosas estarían mejor, pero no fue así.
En primavera se anularon las fiestas, la Semana Santa y los festejos y se
paralizó el país. Aunque esto logró que se redujeron los contagios, con la
desescalada estos aumentaron. Entonces se tomaron otras medidas como:
limitación del aforo en los bares, en los restaurantes y en los templos, se
redujeron los horarios en los establecimientos y se volvió a imponer el toque
de queda. Para favorecer la economía, se permitió la movilidad entre municipios,
provincias y comunidades autónomas y los vuelos al extranjero. Algunas gentes
viajaron de un sitio a otro dentro del país y fuera, parte del turismo volvió y
se activó la economía en una pequeña proporción. No obstante, tuvieron que
cerrarse algunos negocios, hoteles y restaurantes por falta de clientela con el
consiguiente desempleo que esto generó. Las empresas dedicadas a la promoción
de viajes también se han visto perjudicadas porque apenas se hacen viajes, otras
empresas (bares, establecimientos y locales comerciales) han cerrado y las que
no lo han hecho han tenido pérdidas y se han visto obligadas a despedir
empleados. Si observamos el terreno cultural, las pérdidas en este sector han
sido cuantiosas. Actores, actrices, humoristas, cantantes, músicos, empresarios
de salas de fiestas, de cines y teatros, así como editoriales, bibliotecas,
escritores y todas las personas dedicadas a la cultura han sufrido en sus
carnes este tiempo cruel de retraimiento, de encierro, de escasez de público y
de ausencia de relaciones sociales y han tenido muchas pérdidas económicas. Gracias
a los ERTES, algunas familias han podido salir adelante.
Como en el verano no se hicieron los deberes,
en el otoño nos llegó la segunda ola de la pandemia. Entonces se volvieron a
poner medidas, pero menos restrictivas que las de la primavera. Durante todo
este tiempo, hemos comprendido que las relaciones sociales aumentan los
contagios porque hay personas asintomáticas que contagian a los demás sin
saberlo. Tenemos que seguir siendo muy cuidadosos, mantener las distancias, evitar
aglomeraciones y reuniones, lavado frecuente de manos, uso de mascarillas y
quedarnos en casa siempre que sea posible.
Las fiestas de Navidad y de Año Nuevo, celebradas en todo el país, están aumentando los contagios en todas las comunidades. A
pesar de que las autoridades sanitarias han advertido en muchas ocasiones del
peligro que suponen las reuniones porque con ellas se aumentaban los contagios,
algunos han hecho oídos sordos a esas recomendaciones y han participado en fiestas
multitudinarias sin medias de seguridad, sin usar mascarilla y sin guardar la
distancia. Otras personas sí han cumplido las normas, pero ahora se ven
igualmente involucrados en una nueva ola de contagios. En algunas comunidades, dada
la incidencia de los contagios, de gentes ingresadas en los hospitales y del
aumento de enfermos en las UCIs, han tenido que tomar nuevas medidas de control.
Con la llegada a nuestro país a finales de
diciembre de la vacuna de Pfizer, que tiene un 95% de efectividad, en nuestras
vidas se ha encendido una luz a la esperanza, se ha abierto una ventana a las expectativas
sanitarias y se han alimentado muchas ilusiones esperando desterrar la Covid-19
de nuestro entorno. Ya se han vacunado los ancianos de algunas residencias y
sus cuidadores. También se han vacunado algunos sanitarios porque ellos están
en contacto con los enfermos y hay que protegerlos. Las vacunas no son
obligatorias, pero si están recomendadas para todos porque son importantes para
eludir esta maldita pandemia que tanto daño nos está causando en todos los
terrenos. Si alguien no puede ponérsela, tendrá que ser la autoridad sanitaria
la que lo indique. Desde sanidad se ha anunciado que seguirán llegando vacunas
a nuestro país, entre ellas la de Moderna y que, para el verano de 2021, estará
vacunada gran parte de la población. Pero mientras tanto, tenemos que seguir
cumpliendo las medidas de seguridad y evitando encuentros y afluencias de
personal.
Ya han empezado los timos con las vacunas. Los
estafadores se adelantan a todo, llaman a los ancianos y les dicen que van a ir
a sus domicilios a vacunarlos, se visten con batas blancas para que los dejen
entrar en sus viviendas, pero solo van a robarlos. Tenemos que decir que las
vacunas se pondrán en los Centros Sanitarios y que hay que esperar a que nos
llamen. No podemos fiarnos de esos farsantes que solo quieren perjudicarnos.
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