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Pegalajar, Jaén, Spain
Gracias por venir a recorrer estos senderos literarios que han brotado de una fontana silenciosa, sedienta de emoción y de calma. Gracias por leer estos poemas, por beber su aliento, por respirar su aroma, por destilar su esencia, por libar su néctar. Sabed que han brotado de un corazón anhelante que sueña con ser luz y ternura, primavera y sueño, calidez y verso. Mientras lo consigo sigo escribiendo, soñando, amando, enseñando, viviendo y cantando a la vida y al amor, al mar y a la tierra, a la tristeza y al llanto, al suspiro de la brisa y al deseo de los espejos, a la melancolía y a la nostalgia. La vida es como un poema que, en unas ocasiones, nos abre las puertas de paraísos ignotos, de hermosas praderas cuajadas de florecillas silvestres, de exóticos jardines, de luminosas estancias donde germinan los sueños y donde se gesta el amor, pero en otras nos aboca al temblor de los fracasos, al dolor de las heridas, al vacío de las ausencias, al llanto de las tormentas, al furor de las ventiscas, al horror de las contiendas y a la tupida oscuridad de una noche sin luceros. Espero que seas feliz mientras bebes agua de los manantiales de la poesía, de las fontanas del verso.

miércoles, 15 de enero de 2025

LOS EFECTOS DE LA DANA

 


Este es el artículo de mi autoría publicado en el periódico IDEAL SIERRA MÁGINA, para el mes de enero de 2025. En mi blog lo cuelgo en letra grande para que podáis leerlo.


 



LOS EFECTOS DE LA DANA   Palabras 518     

El 29 de octubre resultó una fecha terrible en varios lugares de nuestro país, pero fue la provincia de Valencia la que se llevó la peor parte. El impacto de la tragedia fue terrible. Cuál era el motivo de aquella devastadora riada. Por qué corría el agua con una furia tan desmesurada. La espantosa riada lo arrasaba todo, entraba en los garajes y en los sótanos, se llevaba a las personas,  los animales, los contenedores, el mobiliario, los coches y todo lo hallado al paso. Muchos seres humanos encontraron la muerte en esta descomunal tragedia. Aún hay desaparecidos.

Nos solidarizamos con todos los que sufrieron esa descomunal tragedia. Nuestra solidaridad no es solo sentimental, ha sido también material. Cada uno ha colaborado como ha podido, con fondos, con productos alimenticios y sanitarios, con ropas y calzado y, sobre todo, con ayuda presencial. Muchos jóvenes españoles y otros menos jóvenes han acudido a los lugares afectados por la terrible catástrofe para ayudar en las labores de limpieza y amparo. Aún quedan lodos en algunos lugares, coches y mobiliario destruido en otros. Han sido muchas las personas que han perdido la vida, siendo arrastradas por la riada o sorprendidas por esta, otras se han quedado sin hogar, sin mobiliario o sin coche. Las pérdidas materiales, poco a poco, con ayudas y esfuerzo, podrán solucionarse, pero las pérdidas humanas ya no tienen arreglo.  

Se ha hablado mucho sobre la tardanza en dar la alarma acerca de la catástrofe. Los dirigentes políticos valencianos, según hemos oído decir en los medios de comunicación, no creyeron en el peso de la tragedia, no imaginaron lo que podría ocurrir y avisaron tarde. Desde por la mañana de esa trágica jornada, estaban informados de todo. Si hubieran dado la voz de alarma a esas horas, la Dana y la terrible riada habrían sucedido igualmente, pero se hubiera minimizado la magnitud de la tragedia, se habrían salvado muchas vidas, además se hubieran mermado los múltiples deterioros en las fábricas, talleres, viviendas, garajes, colegios, etc.

Lo más valioso e importante han sido las numerosas vidas humanas perdidas, demasiadas por falta de previsión, por la ausencia de información de quienes tenían la obligación de haber avisado cuando fueron informados. También nos ha causado pavor que no haya habido ninguna dimisión. Sabemos y hemos visto que no han cumplido con el deber de informar al personal de la terrible tragedia que se les venía encima. Quizá tenían miedo de no poder cumplir sus compromisos personales. Han puesto lo propio por delante de los compromisos del cargo: la obligación de informar, proteger, prever y socorrer. Han faltado al deber de protección del personal, por omisión, por ignorancia o por desidia.

Por último, vamos a hablar de la necesidad de evitar la construcción de casas, chalets, cortijos y pueblos en lugares peligrosos, en valles muy cercanos a los ríos, barrancos y lugares por donde, en caso de abundantes lluvias, tiene que pasar el agua. También hemos de hablar de los trabajos de prevención en los ríos y barrancos por parte de la autoridad competente para mitigar tanta catástrofe y soslayar los desastres.     

 Encarna Gómez Valenzuela

http://trabajosdeencarna.blogspot.com  


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