El lector tiene en sus manos un libro intimista, sensual, romántico, amoroso, tierno, sutil, esperanzador, emotivo, palpitante, poético y delicado. En este manual podemos encontrar sentimientos alentadores como: la emoción, la dulzura, la paz y la eternidad.
Cuenta la historia de Nathalie, una joven
llena de ilusiones. Le gustaba reír y disfrutar de la vida. A los veinte años, el porvenir era para ella
una promesa (se dice que las Nathalies tienen una gran inclinación hacia la
nostalgia). A la vera del paso del tiempo, Nathalie conoce a François. Él la
aborda por la calle, el amor surgió a primera vista y decidieron casarse. Ella
pensó que él sería el amor de su vida, alguien con quien encontrar la belleza y
la armonía de la vida y con quien buscar la felicidad y compartirlo todo. Un dato curioso sucedido a esta pareja la
noche de bodas fue que él, a pesar de ser muy activo, se quedó paralizado y no
pudo consumar el matrimonio. El miedo a tener con su esposa una felicidad
demasiado intensa lo paralizó. ¿Qué pasa? ―preguntó ella. ―Nada, nada. Es que
es la primera vez que hago el amor con una mujer casada… Después todo alcanzó la normalidad. En siete
años que vivieron juntos él tuvo tiempo de dejar sus huellas por todos los
rincones de la casa.
Pero la vida a veces es
injusta, en este caso, se llevó a François muy pronto y de forma inesperada. La
pareja quedó separada bruscamente. Nathalie quedó vacía, sola, rota. Para ella
el mundo dejó de existir y se hundió en la tristeza. Entonces ella comienza un
largo proceso de lucha interior con objeto de poder asimilar la muerte del
esposo. Se le hace muy cuesta arriba enderezar la vida. Pensaba en todos esos
destinos que encallan en las orillas de lo que pudo ser y no fue. Nathalie se
refugia en su casa y en su interior, hasta que, pasado un tiempo, regresa a la
oficina donde le esperan sorpresas. Estas le hacen entender que, incluso en los
momentos más trágicos y desesperantes de la vida, puede aparecer alguien que te
haga ver que se puede seguir viviendo porque la existencia te proporciona una
luz a la esperanza, a la vida con amor. Ella conoce a Markus con el que
contacta de una forma inesperada. Pasado un tiempo junto a él, comprende que es
importante volver a descubrir en pareja el manual de instrucciones de la
delicadeza y la ternura para seguir persiguiendo la felicidad.
Quizá, atrapado en ese
deseo de originalidad, Foenkinos tiene una particularidad, que puede agradar o
no, pero en su caso es muy peculiar. Esta consiste en ir integrando entre los
capítulos de narrativa, otros que son ajenos a la misma o que guardan poca
relación con ella y que crean desconcierto y extrañeza en el lector. En el
capítulo 3, habla de los libros que le gustan a Nathalie. En el 5, ganadores
del campeonato de puzle. En el 7, dichos ridículos que a la gente le encantan.
En el 12, distancia entre París y Moscú. En el 15, hipotéticas frases que
podría haber dicho François antes de irse a correr, donde le sorprendió la
muerte. Como una excepción a los demás capítulos raros, este me ha gustado. La última
frase hipotética de este capítulo es: «Esta noche vamos por el niño». Los demás
capítulos sin narrativa me hacen poca gracia. Quizá Foenkinos los haya
integrado en su libro como un respiro para el lector. Si es así, los damos por
válidos.
La novela está escrita en tercera persona. Es
un elogio a lo cotidiano, al día a día de los protagonistas. El autor narra con
sencillez todos esos detalles que hacen de la vida algo mágico y singular, algo
por lo que merece la pena seguir viviendo. Si leéis esta novela os va a gustar.
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