Me admira la soledad
en la que vive mi pueblo
Sus calles solas, sin gente.
Sus parques solos, sin niños.
Parece un pueblo fantasma
recluido en su vivienda,
para no contaminarse
de esta maldita pandemia.
¿Hasta cuándo durará
esta triste reclusión
este llanto, esta tristeza,
por tantos contaminados,
ingresados en las UCI,
por tanto fallecimiento,
sin velatorio ni luto?
Aunque con mucho dolor
en el alma y en el pecho.
Con lágrimas en los ojos
y pena en el corazón.
Entonemos una canción mortuoria,
y una plegaria sentida,
pidiendo al Dios de los cielos,
que los reciba en su gloria.
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