Qué solo el cielo sin luna.
Qué solo el aire sin risas.
Qué solo el corazón con la pena.
Pena por esta pandemia.
Pena por tanto afectado.
Pena por tanto difunto.
Pena por tanta tragedia.
Cantemos al unísono,
para espantar la tristeza,
asomados al balcón,
recluidos en las casas,
rezando unos por otros
y alentando el corazón
con la detención del virus.
No nos cojamos las manos,
los abrazos, digitales,
los besos, a las estrellas
y la esperanza, en la vida,
que siga sin apagarse
aunque ahora brille en tristezas
por tanta desolación.
En nuestro país, tenemos que erradicar
las coronas y los virus.
ENCARNA GÓMEZ VALENZUELA
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