Capa nívea
sobre tu rostro de siglos.
Almadén, vestido de blanco armiño.
Dulce faz para arrullar los luceros
en estas gélidas noches
de plateada hermosura.
El sol te mira con ojos tímidos
y rayos entumecidos.
Esquirlas de luz de luna te depara
el firmamento nocturno
y las nubes te acarician
con sus esponjosas manos.
Mi corazón se deslumbra
con tanta luminosidad y se congela
con ese frío glacial que proyectas
por los parajes de Sierra Mágina.
Me ciegas con tu absoluta blancura,
me abrumas con tus brillantes reflejos.
Te miras en los espejos del tiempo
y ellos te dan la imagen
de un tapiz lleno de magia.
Ni una diminuta mácula
en la inmensa capa regia
que te regaló el invierno.
Eres la más bella novia
que contemplaron mis ojos,
cansados ya de mirar
el fulgor de las estrellas.
En CasaRosada 3 de enero de 2021
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