No habrá acuerdo con las cifras, pero qué más da, la manifestación de ayer en Madrid en defensa de la sanidad pública fue de aquellas que se recuerdan para siempre por su afluencia, la ciudad de Madrid colapsada durante horas, y por lo que significa: los madrileños, de manera multitudinaria reclamando que le devuelvan a la sanidad pública lo que Isabel Díaz Ayuso, con premeditación, se está cargando.
Ayer pareció en Madrid
que la vida volvía a ser como antes de la pandemia, después de un tiempo de
irrealidad basada en la libertad, las terrazas y los bares. La presidenta
madrileña jugó con la vulnerabilidad de los madrileños y quiso engañarles
hablando de libertad y de los felices que somos, porque aquí se puede hacer de
todo y siempre, hasta los atascos son bonitos. Pero la pandemia ya pasó y todo
el mundo ha tomado conciencia de cómo ha dejado su gestión, lo que es, sin
duda, el corazón y los pulmones del Estado del bienestar, la sanidad pública,
nuestra sanidad, la del centro de salud, la de nuestros médicos, nuestras
enfermeras, nuestros celadores y nuestras limpiadoras.
Es un plan diseñado milimétricamente por Ayuso y su equipo, con
la voluntad de acabar con uno de los elementos que mejor vertebra la sociedad y
fomentar lo privado. No es cuestión solo de recortes o de mala gestión, como
está pasando en otras comunidades autónomas, se trata de ideología, de eso va
el plan de Ayuso que, además, lo adereza con una campaña de desprestigio de los
sanitarios, a los que debemos que la sanidad madrileña todavía no haya
colapsado del todo, por su entrega, su trabajo, a costa, incluso, de su propia
salud.
Por Angels Barceló. Cadena SER
Cadena SER 14/11/2022 -
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