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Pegalajar, Jaén, Spain
Gracias por venir a recorrer estos senderos literarios que han brotado de una fontana silenciosa, sedienta de emoción y de calma. Gracias por leer estos poemas, por beber su aliento, por respirar su aroma, por destilar su esencia, por libar su néctar. Sabed que han brotado de un corazón anhelante que sueña con ser luz y ternura, primavera y sueño, calidez y verso. Mientras lo consigo sigo escribiendo, soñando, amando, enseñando, viviendo y cantando a la vida y al amor, al mar y a la tierra, a la tristeza y al llanto, al suspiro de la brisa y al deseo de los espejos, a la melancolía y a la nostalgia. La vida es como un poema que, en unas ocasiones, nos abre las puertas de paraísos ignotos, de hermosas praderas cuajadas de florecillas silvestres, de exóticos jardines, de luminosas estancias donde germinan los sueños y donde se gesta el amor, pero en otras nos aboca al temblor de los fracasos, al dolor de las heridas, al vacío de las ausencias, al llanto de las tormentas, al furor de las ventiscas, al horror de las contiendas y a la tupida oscuridad de una noche sin luceros. Espero que seas feliz mientras bebes agua de los manantiales de la poesía, de las fontanas del verso.

martes, 4 de abril de 2023

EL SEÑOR DE LA COLUMNA

 

 


Flores blancas y hojas verdes

lleva el Cristo de la Columna entre sus pies,

pasos cortos, despaciosos por las calles de mi pueblo.

Su espalda, una dimensión de heridas sangrantes,

a modo de torrenteras, que dan fe de su dolor.

Sus hombros, dulces aristas, desgarradas,

que se preparan para cargar con la Cruz.

 

Lo llevan los costaleros, cargado sobre sus cuerpos

Jóvenes que viven sacrificio y devoción, al mismo tiempo

Silencio, soledad y amor suscita Cristo en los corazones 

mansedumbre de saetas en poemas y añoranzas.

 

Brillan las olas del aire en la tarde de pasión.

Señor, ¿quién flageló tu cuerpo?

¿Quién te hizo esas heridas sangrantes,

por las que, además de sangre y agua,

surge amor y sufrimiento a borbotones?

 

¿Quién te llevó ante Pilatos?

¿Quién te condenó al cadalso?

Los pecados de los hombres y mujeres de este mundo.

La presunción, la pereza, el orgullo, el desamor,

la envidia y el egoísmo, la soberbia, el abandono.  

 

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