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Pegalajar, Jaén, Spain
Gracias por venir a recorrer estos senderos literarios que han brotado de una fontana silenciosa, sedienta de emoción y de calma. Gracias por leer estos poemas, por beber su aliento, por respirar su aroma, por destilar su esencia, por libar su néctar. Sabed que han brotado de un corazón anhelante que sueña con ser luz y ternura, primavera y sueño, calidez y verso. Mientras lo consigo sigo escribiendo, soñando, amando, enseñando, viviendo y cantando a la vida y al amor, al mar y a la tierra, a la tristeza y al llanto, al suspiro de la brisa y al deseo de los espejos, a la melancolía y a la nostalgia. La vida es como un poema que, en unas ocasiones, nos abre las puertas de paraísos ignotos, de hermosas praderas cuajadas de florecillas silvestres, de exóticos jardines, de luminosas estancias donde germinan los sueños y donde se gesta el amor, pero en otras nos aboca al temblor de los fracasos, al dolor de las heridas, al vacío de las ausencias, al llanto de las tormentas, al furor de las ventiscas, al horror de las contiendas y a la tupida oscuridad de una noche sin luceros. Espero que seas feliz mientras bebes agua de los manantiales de la poesía, de las fontanas del verso.

lunes, 5 de agosto de 2024

EL CINCO DE AGOSTO

 


Acertó el cinco de agosto a embriagarnos de alegría.

Introdujo su clamor por las puertas y balcones.

Repiqueteos de campanas y sonidos musicales

deleitan nuestros oídos y embargan nuestros anhelos.

Sol de estío, brillando en el ancho espacio.

 

Algarabías infantiles y estallidos de cohetes.

Es el día de la Patrona, de la Virgen de las Nieves.

Es una jornada mágica que nos convoca al festejo

y nos llama a la plegaria, a la Eucaristía y al rezo.

El tiempo se detiene en las cornisas del tiempo.

 

El cielo luce un azul turquesa tan intenso y cristalino

como el aire de la sierra y nuestro pueblo

se viste de transparencias, de verbena y regocijo.

En el pecho, se desbordan el alma y el corazón. Se nos

escapa un suspiro para implorar a la Reina de todos los santos.

 

Los devotos acudimos a la iglesia.

La calima veraniega nos acecha por las calles.

No nos importa el calor para asistir a tu fiesta.

Nuestra Madre de las Nieves nos aguarda en su morada,

lozana como una rosa del Jardín de las Delicias.

 

El leve roce de unos labios que besan tu manto, esperando

algún milagro o haciéndote una promesa, me estremece.

¿Quién podrá llenar el vacío de mi alma?

Solo tú, Virgen querida. Te entrego todo mi ser

y vengo a felicitarte en el día de tu santo.

 









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