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Pegalajar, Jaén, Spain
Gracias por venir a recorrer estos senderos literarios que han brotado de una fontana silenciosa, sedienta de emoción y de calma. Gracias por leer estos poemas, por beber su aliento, por respirar su aroma, por destilar su esencia, por libar su néctar. Sabed que han brotado de un corazón anhelante que sueña con ser luz y ternura, primavera y sueño, calidez y verso. Mientras lo consigo sigo escribiendo, soñando, amando, enseñando, viviendo y cantando a la vida y al amor, al mar y a la tierra, a la tristeza y al llanto, al suspiro de la brisa y al deseo de los espejos, a la melancolía y a la nostalgia. La vida es como un poema que, en unas ocasiones, nos abre las puertas de paraísos ignotos, de hermosas praderas cuajadas de florecillas silvestres, de exóticos jardines, de luminosas estancias donde germinan los sueños y donde se gesta el amor, pero en otras nos aboca al temblor de los fracasos, al dolor de las heridas, al vacío de las ausencias, al llanto de las tormentas, al furor de las ventiscas, al horror de las contiendas y a la tupida oscuridad de una noche sin luceros. Espero que seas feliz mientras bebes agua de los manantiales de la poesía, de las fontanas del verso.

martes, 1 de octubre de 2019

HOY CUMPLE 88 AÑOS EL DERECHO AL VOTO FEMENINO EN ESPAÑA



Hoy, primero de octubre de 2019, estamos de celebración. Casi 90 años hace desde que las mujeres, gracias a la lucha de la diputada Clara Campoamor, obtuvimos el derecho a voto. Una fecha señalada, y mucho camino aún por recorrer.



Corría el año 1931 y, por ridículo que parezca, Campoamor había sido elegida parte del Congreso de los Diputados y, sin embargo, no podía votar. Tres eran las diputadas que formaban parte de este organismo, pero ella fue la única que luchó valientemente por los derechos de todas.


"Yo, señores diputados, me siento ciudadano antes que mujer, y considero que sería un profundo error político dejar a la mujer al margen de ese derecho, a la mujer que espera y confía en vosotros; a la mujer que, como ocurrió con otras fuerzas nuevas en la revolución francesa, será indiscutiblemente una nueva fuerza que se incorpora al derecho y no hay sino que empujarla a que siga su camino", defendía Campoamor ante sus compañeros.
"Negadlo si queréis; sois libres de ello, pero sólo en virtud de un derecho que habéis detentado, porque os disteis a vosotros mismos las leyes; pero no porque tengáis un derecho natural para poner al margen a la mujer", concluía en un discurso perfectamente válido a día de hoy, cuando por suerte, no tenemos que pelear por nuestro derecho en las urnas, pero sí que hacer frente a muchas otras batallas.
Después de sus palabras, Clara Campoamor recibió una gran ovación por parte de sus colegas. No de todos, el sufragio femenino se consiguió por tan solo una ventaja de 30 votos a favor (161 votos a favor y 121 en contra), lo que suponía que la mitad del Congreso estaba en contra, entre los que se encontraban las otras dos diputadas Victoria Kent y Margarita Nelken.
La sociedad española está en deuda con la gran Clara Campoamor y tantas otras tan valientes y lúcidas mujeres que se dejaron literalmente la piel por construir un mundo mejor y más justo.



culturainquieta.com

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