Cada libro es un viaje en sí y el único equipaje que llevamos
es el de la imaginación. (Fabrizio Caramagna)
Sí, cuando lees un libro, uno se mete en el mismo como si fuera un invitado y pudiera ver las escenas que suceden y escuchar los diálogos de los personajes. Uno también puede identificarse con algún personaje y actuar, pensar y sentir como lo hace él o ella o también imaginar otras actuaciones de los protagonista que al lector/ra le gustaría realizar. Leer ficción es como ver una película, solo que con la lectura, los paisajes y las escenas los imaginas tú. Tu mente está trabajando mucho más que si estuvieras viendo un film.
Y en cierto modo tú estás formando parte de ese libro, puesto que eres el autor/ra de los lugares, de los rostros de los personajes, de los gestos que hacen, de los paisajes que recorren o ven, de los lugares donde se encuentran porque los estás visualizando tú y dándoles forma y vida.
Y en cierto modo tú estás formando parte de ese libro, puesto que eres el autor/ra de los lugares, de los rostros de los personajes, de los gestos que hacen, de los paisajes que recorren o ven, de los lugares donde se encuentran porque los estás visualizando tú y dándoles forma y vida.
Por eso la lectura de un libro de ficción da luz, imágenes y colorido a tu mente, estimula tu imaginación, aumenta tu nivel lingüístico con el aprendizaje de la ortografía, la sintaxis, lo prosodia y la morfología, enriquece tu espíritu porque te ayuda a vivir otras vidas a viajar en el tiempo y en el espacio, también te ilustra con el conocimiento de esa parte de la historia que abarca. Nunca dejéis de leer, queridos lectores y lectoras. (En Casarosada, 7-10-2019)
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