Mi pueblo, en armonía y plenitud,
poblado de montañas y laderas
de verdes olivares y de pinos,
se viste de esplendor en primavera.
Esculpe dulces formas en las olas
del viento y de la tierra, la nostalgia.
La sutil aureola de estas cimas,
de estas crestas que elevan sus contornos
es un bucle de coral y de templanza.
De la Charca hasta tu pecho, la llanura,
vastos campos sembrados de ilusiones.
Victoria enajenada en las praderas
de lirio amoratado y de violetas,
de pinos somnolientos y de amores.
Los brillos del poniente se derraman
en limbos sonrosados, melodías
de dulces caracolas y arreboles
que cantan al ocaso sus anhelos
en esta luminosa tierra mía.
ENCARNA GÓMEZ
VALENZUELA
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