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Pegalajar, Jaén, Spain
Gracias por venir a recorrer estos senderos literarios que han brotado de una fontana silenciosa, sedienta de emoción y de calma. Gracias por leer estos poemas, por beber su aliento, por respirar su aroma, por destilar su esencia, por libar su néctar. Sabed que han brotado de un corazón anhelante que sueña con ser luz y ternura, primavera y sueño, calidez y verso. Mientras lo consigo sigo escribiendo, soñando, amando, enseñando, viviendo y cantando a la vida y al amor, al mar y a la tierra, a la tristeza y al llanto, al suspiro de la brisa y al deseo de los espejos, a la melancolía y a la nostalgia. La vida es como un poema que, en unas ocasiones, nos abre las puertas de paraísos ignotos, de hermosas praderas cuajadas de florecillas silvestres, de exóticos jardines, de luminosas estancias donde germinan los sueños y donde se gesta el amor, pero en otras nos aboca al temblor de los fracasos, al dolor de las heridas, al vacío de las ausencias, al llanto de las tormentas, al furor de las ventiscas, al horror de las contiendas y a la tupida oscuridad de una noche sin luceros. Espero que seas feliz mientras bebes agua de los manantiales de la poesía, de las fontanas del verso.

miércoles, 22 de abril de 2020

PEGALAJAR, PUEBLO MÍO

Desde esta soberbia colina,
tribuna de sentimientos y anhelos,
emerges como un suspiro
que exhalara alguna reina
en la memoria del tiempo.



En torno a una fortaleza
medieval, -cristiana o mora-,
bastión que aplacó inquietudes
y cobijó los deseos, surges como la marea,
blanco y sereno, geométrico,
escalonado, exultante, satinado de cal viva.

Sol, espejo, golondrina
o dulce terrón de azúcar.
Como un faro en alta mar
dominas el vasto espacio
y te eriges capitán de mi velero.



El sol de este medio día
de primaveras sin sombras
caldea todas mis ilusiones
e, impertérrito, me atrapa
en la quietud de tu cielo
adornado de nacarados plumajes.
Olas bebiéndose el aire,
oleaje de palomas y templanza.
Tras tu silueta de raso
eleva el vuelo mi alma.

Acuarelas en mis manos
para recalcar perfiles
o para trazar contornos
con difusas pinceladas
y satinar tu aureola
con los fúlgidos destellos,
febriles como la luna,
de una Charca y una fuente
que nos regalan sus perlas.

ENCARNA GÓMEZ VALENZUELA


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