Lo pongo en letra 14 abajo para que lo podáis leer mejor.
COVID -19. DESOLADORA PANDEMIA
Si alguien, unos meses
atrás, nos dice lo que iba a suceder en España y en todo el mundo, no nos lo
creemos. Me refiero a la reclusión en casa, el cese de la actividad laboral y
empresarial, excepto aquella que es necesaria para el sostenimiento y la
subsistencia humana. Todo esto ha ocurrido por causa de una pandemia, provocada
por una enfermedad que se inició en China y se
propaga con mucha facilidad. Hubiéramos tratado de insensato al que nos
lo hubiera anunciado. Pero aquí estamos maltratados por esta perversa epidemia
del coronavirus, el COVID-19, como se la ha denominado a nivel mundial.
Creíamos que el ser
humano era el dueño del planeta Tierra, que el mundo era un pañuelo porque
cualquier viajero, que se lo propusiera y tuviera medios, podía viajar por todo
el mundo para conocer la diversidad de países de cada continente, saber de
otras gentes diferente a él, estudiar su cultura, indagar sobre su religión,
aprender otros idiomas, instruirse en otras ideologías, divisar distintas
panorámicas, cultivar otros saberes, empaparse del recorrido histórico de
nuestros antecesores y disfrutar de todos los avances y descubrimientos hechos
por quienes nos precedieron. Estas actividades son muy interesantes y todos
deberíamos poder permitírnoslas alguna vez y realizarlas en el tiempo oportuno.
Pero no habíamos
previsto que podíamos padecer los daños y perjuicios de un virus tan siniestro
como el COVID-19, capaz de detener toda la actividad de los habitantes del
planeta Tierra, ya tan cansado de girar en su órbita y tan deteriorado por sus
propios habitantes. Un virus maligno del que, en pocos días, podemos ser
víctimas mortales y del que ya hay muchos afectados. Algunas ciudades, de
España y de otros países, han tenido que habilitar edificios para adaptarlos al
cuidado y atención de los enfermos de esta pandemia, con objeto de aislarlos
del peligro, porque faltan hospitales. También han habilitado morgues, porque
es imposible su incineración por la rapidez con que se producen los
fallecimientos.
Esta pandemia ha
desbordado todos los diques de contención del sistema sanitario, rebasado las predicciones
sobre la misma y agotado las reservas. Hay muchos afectados en España por
coronavirus y bastantes fallecidos. Todos los enfermos han luchado por
superarlo y muchos de ellos lo han conseguido. Desde aquí los felicitamos. Sin
embargo, las UCIs están desbordadas y los hospitales, también. Falta material para
proteger a los sanitarios. Hay muchos afectados
y bastantes muertos por esta pandemia. Debemos resguardar a los sanitarios
porque son ellos los que curan a los enfermos. ¿Qué sería de todos nosotros sin
ellos? Les mandamos un aplauso y los
alentamos en su importante quehacer. Rogamos a los políticos que surtan de
material protector a este colectivo.
Las residencias de
ancianos se están llevando la peor parte. No culpamos a nadie de estos fallos,
pero pedimos con insistencia que doten a las personas que trabajan en ellas del
mismo material que a los sanitarios. Los gobiernos locales, autonómicos y
nacionales deben estar atentos a las necesidades de las residencias de mayores,
porque los ancianos son muy valiosos. Con su tesón y su trabajo lograron criar
a sus hijos en tiempos muy difíciles, superar una posguerra, vivir muchas
estrecheces y levantar el país en el que vivimos ahora.
Hay algunas gentes que
critican a los gobernantes y los culpan de lo que nos está sucediendo. No es
momento de críticas ni de buscar responsables. Cuando pase esto o, al menos, cuando
se pueda controlar, será tiempo de hacerlo. Y habrá que valorar las posturas
tomadas por los políticos ante la pandemia y los recortes hechos en sanidad en
los años anteriores. Ahora es momento de aunar esfuerzos, de olvidar las siglas
políticas, de soslayar las enemistades y las controversias y de ir todos a una,
colaborando cada cual en lo que pueda. Es hora de marchar todos en la misma
dirección, de intentar vencer esta maligna pandemia en nuestro país y en todo
el planeta Tierra y de buscar y encontrar la vacuna que nos libre de ella.
Es también tiempo de
escuchar las voces de los gobernantes, de seguir todas las normas impuestas, de
quedarse en casa, de salir a la calle solo cuando sea imprescindible: acudir al
centro sanitario por necesidad, ir a comprar víveres, procurando hacerlo a la
larga y salir bien protegidos, con mascarilla y guantes y solo cuando la
urgencia nos obligue.
Damos las gracias a
todos los que velan por nuestra salud y luchan para que no nos falte de nada en estos días de
aislamiento. También agradecemos a todas las personas su encierro responsable
y, sobre todo, a la población infantil, a los jóvenes, a los padres y madres de
familia y a quienes tienen necesidades especiales y les cuesta más la
reclusión. Estos colectivos están dando un ejemplo especial. Tampoco olvidamos
el sacrificio de los autónomos y de los obreros, que necesitando un jornal
diario, han tenido que dejar su puesto de trabajo.
Continuemos encerrados
en casa, hasta que la autoridad competente decrete el cese del estado de
alarma. Aplaudamos desde nuestros balcones a los sanitarios y a todos los que
nos están ayudando de alguna forma. Escuchemos los conciertos musicales que algunos
dan en sus balcones y llevemos la reclusión de la mejor forma posible.
Ayudémonos unos a otros y saquémosle el mayor partido a este tiempo: leamos los
diarios y los libros, trabajemos en casa, veamos la TV, descansemos y hagamos aquello que nunca pudimos hacer por
falta de tiempo. Seamos coherentes con nuestras limitaciones actuales y hagamos
felices a los que nos rodean. Pronto pasará esto y podremos salir a la calle.
Mientras tanto: QUEDÉMONOS EN CASA POR EL BIEN DE TODOS.
ENCARNA GÓMEZ VALENZUELA
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