Tierra que llevo tan dentro de mí
que va latiendo, serena y dulce,
Honda y profunda huella.
Sangre y médula salvajes.
Presencia florida y blanca.
Tierra querida, embrujada.
Haces de luz en mi pupila que
prenden
el sabor de tus esencias bajo el
ardiente sol de estío
y que recortan en el límpido
azul del cielo
el cálido perfil de tu mirada.
Tierra de ausencias...
Tierra de amores y olvidos.
Olivo en flor. Aguacero.
Piélago enfervorecido.
Pueblas mis sueños con otros mares
y, mansamente, me conduces
al océano de la vida.
ENCARNA GÓMEZ VALENZUELA
No hay comentarios:
Publicar un comentario