El origen del Palacio de Carlos V se debe a la necesidad de un lugar que reuniese todas las comodidades de la época para el emperador y su familia, ya que el Alcázar, que era su residencia de verano, no cubría sus necesidades.
El emperador ordenó la construcción del
palacio junto a la Alhambra para poder disfrutar de sus maravillas. El
arquitecto encargado de la obra fue Pedro Machuca, un enamorado del
renacimiento de acreditada experiencia. La construcción del palacio comenzó en
1527 y financió en su totalidad en 1957. La construcción pasó por varias
etapas, falta de fondos, sublevaciones que pararon las obras, etcétera. Los
techos llegaron a hundirse por abandono.
El palacio es cuadrado, con una fachada principal
de 63 metros de ancho por 17 metros de alto. Destaca su patio circular en el
centro, único en su estilo y la obra más destacada del renacimiento en
España. Sólo están decoradas las fachadas sur y oeste en su totalidad. La
norte y este sólo en parte, debido a que el edificio está unido al Alcázar de la
Alhambra
HISTORIA DEL PALACIO DE CARLOS V
Siendo ya dueño de América, el Emperador
Carlos V trasladó su corte a las casas reales de la Alhambra, para
pasar en ellas el verano de 1526. Nació entonces en el Emperador el deseo de
hacer de Granada uno de sus puntos de residencia, por lo que proyectó construir
un nuevo palacio, con mayores comodidades y más espacio que el árabe, pero
conectado a éste para seguir disfrutándolo, continuando con ello la labor
comenzada por sus abuelos -los Reyes Católicos-, y con el deseo de convertir
este palacio en el gran centro áulico del Imperio. Así se llevó a efecto una de
las mejores obras renacentistas que se hallan fuera de Italia y el primer gran
palacio real de los monarcas españoles.
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