El Miércoles de Ceniza empieza la Cuaresma, que son los cuarenta días que Jesucristo pasó en el desierto, haciendo oración al Padre, para que lo librara de las tentaciones y para que le diera fuerzas para asumir el sacrificio de dar su vida por nosotros. También guardó ayuno. Solo se alimentaba de los frutos silvestres.
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