
Juan, mi marido continúa con su afición a la repostería. La verdad es que yo sé que todo lo hace por complacerme. El otro día cuando salí del colegio, lo cogí “in fraganti”. Decidió hacer otro pastel de calabaza. En esta ocasión cogió una receta de Internet, distinta de la anterior. Tenía toda la cocina empantanada y el pastel a medio hacer. Tuve que ponerme a fregar cacharros y a ordenar el desaguisado porque era la hora de comer. El horneado hubo de aplazarse para la tarde.
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