Suceden, en la misma, hechos
prodigiosos que nos recuerdan el Realismo Mágico, cuyo representante es Gabriel
García Márquez. Además, de la repetición de los nombres, en el linaje familiar,
que usa este escritor en Cien Años de
Soledad. Este es un recurso literario utilizado también por otros escritores
hispanoamericanos, como Marcela Serrano, en Hasta
siempre, Mujercitas, aunque ya no pertenezcan a ese movimiento
literario.
Existen en esta novela muertes
violentas, perpetradas por personas inocentes que, viendo la maldad humana y tratando
de evitarla, se erigen en sujetos justicieros y en defensores de los débiles.
Las mujeres de esta
familia, saltándose una generación, poseen un don muy específico, una
genialidad que les hará vislumbrar los acontecimientos que aún no han sucedido e
interpretar el futuro con acierto. También sufrirán por no haber podido evitar
algunas desgracias.
Tiene la novela varios
protagonistas: Rosa, la narradora, los padres, los abuelos paternos, los
abuelos maternos, y todos sus hijos e hijas y algunos vecinos del pueblo;
Brígido y Cosita, forman una pareja singular, que da cauces a la ternura y a la
sonrisa.
El nombre de la novela
puede tener más de una lectura. La autora juega con las palabras con gran
habilidad. Es el lector el que tiene que desvelar este juego. Es una novela de
acción que invita al lector a seguir leyendo para ir desvelando los secretos y
conociendo los hechos.
Las fuerzas de la
naturaleza tienen un papel importante en la novela así como el esplendor de los
campos y la belleza de los jardines y de las flores. Cerca de la casa
abandonada, que compraron los abuelos paternos
y que disfrutarán todos, los árboles frutales mezclaban el sabor de sus
frutos. Las manzanas tenía sabor a pera, las nueces que estaban junto a los
naranjos sabían a naranja y los hierbajos se apoderaban del entorno.
La última Rosa es una
novela que yo animo a leer porque sé que no va a defraudar a nadie. Enhorabuena
Tomi.
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