Convoquemos a la paz
para que por ella brille la verdad,
el amor y la esperanza
y la solidaridad en el mundo.
para que los
pobres tengan pan
y los parados trabajo,
y los ancianos cariño,
y los niños un regazo y una escuela
y unos padres y todo el amor
que podamos depararles.
Convoquemos a la paz para
desdibujar la violencia, para que no
existan las guerras, ni las disputas,
para que el ser humano no sufra marginación,
ni abusos, ni desprecios, ni atropellos.
Erradiquemos el dolor de este planeta.
Convoquemos a la paz y a la tolerancia.
Ayudemos al hermano, al amigo y al vecino.
Seamos solidarios y comprensivos
con el inmigrante, con el que no tiene nada,
sólo sus manos, vacías, porque carece de todo.
Convoquemos a la paz y a la armonía
para que el entendimiento entre
todas las
culturas, entre las etnias
y entre los pueblos sea una realidad.
Para mejorar el mundo y no ser noche
ni tristeza, ni
desolación de la pena.
Erradiquemos de esta tierra la injusticia,
la crueldad y la discriminación,
el desamor y la ira, la soberbia,
la prepotencia y el miedo.
En el nombre de la paz convoco a la comprensión
y a la equidad a todos los seres humanos,
a los pueblos, a los países y a sus gentes.
Brindemos nuestra ayuda a aquel que lo necesite.
Aprendamos a vivir todos juntos, como hermanos.
La vida es una lucha cotidiana
que, a veces, pesa y agobia
y hunde en el desaliento.
Será más llevadera, más liviana, más amable
si alguien nos ayuda, nos sonríe y nos alienta,
si alguien nos enseña que el sol, cada mañana,
puede volver a brillar, como luminosa hoguera,
en el límpido cristal de nuestras pupilas.
En CasRosada a 30 de enero de 2022
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