En el azul vibrante
del agua
descubrí los ojos
del día.
Y en el verdor de
la hierba,
el remanso feliz de
todos los riachuelos,
la ausencia de
clepsidras en los vergeles.
El tiempo se hace canción
en el susurro
latente del agua,
luz y poema en el
pálpito de los estanques.
Asómate al balcón
del agua,
en sus dolientes
paisajes de caracola,
la gota oscura del
silencio
reverdece como
alondra matutina
que nunca detiene
el vuelo.
Su esplendor de
nardos florecidos
es aprendizaje y designio
ciego,
sosiego de verso y
copla,
tierna melodía que
el viento mece.
POEMAS DEL AGUA. MENCIÓN ESPECIAL EN EL CONCURSO POÉTICO DE LA UNIVERSIDAD DE JAÉN.
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