Encontrar una senda escarlata
en el agua que corre por tus venas
y en la savia dorada, la brecha
que emerge del interior de la tierra
y recorre las verdinegras veredas
del corazón anhelante.
En las transparentes lágrimas
que brotan de tus ojos,
hallar el agua.
Agua, sólo agua cristalina
para lavar las heridas del mundo,
para borrar todos los agravios
que flotan en el azul de la Charca.
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