Noches de luz y verbena,
a la orilla de la Charca.
Hoy Pegalajar no duerme,
vela su fiesta nocturna.
Suena una música dulce
al abrigo de su cielo,
que tiñe brillos
cobrizos,
en el borde de la sierra
y recorta su torre con
sutileza.
Mientras la Charca
espejea
sus luces y sus reflejos,
en el tapiz ondulado,
que le deparan sus aguas.
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