Si quisieran las nubes enviarnos la lluvia,
si vinieran felices a regar nuestros campos,
a derramar sus perlas en mitad de los valles,
o a mojar los amores que sueñan con amarse
al comienzo del día y al final de la tarde.
Si pudieran las nubes llorar con alegría,
si anhelaran gemir en la noche grisácea,
si quisieran donarnos sus gotas de rocío,
sería como nadar jubilosos en mitad del océano,
o volar por el cielo, dando luz al amor.
Si quisieran los cielos derramar sus bondades,
si cubrieran la tierra con su gama de azules,
si alumbraran el día con las lluvias fecundas,
si cantaran felices mientras sangran las nubes,
sería como sobrevolar el universo,
a lomos de una estrella fugaz.
Podríamos repartir el pan generoso
entre todas las gentes de este planeta
que habitan los campos de la pobreza,
o los turbios senderos de la miseria.
Si pudiera mi alma soportar el tormento
de alejarse del alba, en los días serenos.
Si pudiera abrazarte en mitad de la noche,
con la piel al desnudo, con la risa en los labios,
sería como nacer de nuevo, como vivir otra vida,
en esas palabras dichas, escritas, sentidas y oídas
en el fondo amable de nuestras entrañas.
En CasaRosada, a 6-4-2022
En CasaRosada, a 5-4-2022
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