El Museo Nacional del Prado, en Madrid, España, es uno de los más importantes del
mundo, así
como uno de los más visitados (el decimoctavo en 2013 entre los museos de arte).
Singularmente rico en cuadros de maestros europeos de los siglos XVI al XIX,
según el historiador del arte e hispanista Jonathan Brown «pocos se atreverían a poner en duda que es el museo
más importante del mundo en pintura europea».
Su principal atractivo radica en la amplia presencia de
Velázquez, el Greco, Goya (el artista más extensamente representado en el
museo), Tiziano, Rubens y El Bosco, de los que posee las mejores y más extensas
colecciones que existen a nivel mundial, a lo que hay que sumar destacados
conjuntos de autores tan importantes como Murillo, Ribera, Zurbarán, Rafael, Veronese, Tintoretto, Van Dyck o Poussin, por citar solo algunos de los más relevantes.
Alfonso E. Pérez Sánchez, antiguo director de la
institución, afirmaba que «representa a los ojos del mundo lo más significativo
de nuestra cultura y lo más brillante y perdurable de nuestra historia».
Por crónicas limitaciones de espacio, el museo exhibía
una selección de obras de máxima calidad (unas 900), por lo que era definido
como «la mayor concentración de obras maestras por metro cuadrado». Con la
ampliación de Rafael Moneo, se previó
que la selección expuesta crecería en un 50 %, con unas 450 obras más.11 En julio de 2011, muy avanzada la
reorganización de las salas, la exhibición permanente ha sumado unas 300 obras,
por lo que el total expuesto llega a 1150.
El inventario de bienes artísticos comprendía, al
cierre del ejercicio 2012, 27 509 objetos, desglosados en 7825 pinturas,
8637 dibujos, 5493 grabados y 34 matrices de estampación, 932 esculturas
(además de 154 fragmentos), 1101 piezas de artes decorativas, 38 armas y
armaduras, 2155 medallas y monedas, 981 fotografías, 4 libros y 155 mapas.12
Al igual que otros grandes museos europeos, como el Louvre de París y los Uffizi de Florencia, el Prado debe su origen a la
afición coleccionista de las dinastías gobernantes a lo largo de varios siglos.
Refleja los gustos personales de los reyes españoles y su red de
alianzas y sus enemistades políticas, por lo que es una colección asimétrica,
insuperable en determinados artistas y estilos, y limitada en otros. Sólo desde
el siglo XX se procura, con resultados desiguales, solventar las ausencias más
notorias.
El Prado no es un museo enciclopédico al estilo del
Museo del Louvre, el Hermitage, el Metropolitan, la National Gallery de Londres, o incluso (a una escala mucho más
reducida) el vecino Museo Thyssen-Bornemisza, que tienen obras de prácticamente
todas las escuelas y épocas. Por el contrario, es una colección intensa y
distinguida, formada esencialmente por unos pocos reyes aficionados al arte,
donde muchas obras fueron creadas por encargo.
El núcleo procedente de la Colección Real se ha ido
complementando con aportaciones posteriores, que apenas han desdibujado su
perfil inicial. Muchos expertos la consideran una colección «de pintores
admirados por pintores», enseñanza inagotable para nuevas generaciones de
artistas, desde Manet, Renoir y Toulouse-Lautrec, que visitaron el museo en el siglo XIX, hasta Picasso, Matisse, Dalí, Francis Bacon y Antonio Saura, quien decía: «Este museo no es el
más extenso, pero sí el más intenso».13
Las escuelas pictóricas de España, Flandes e Italia (sobre todo Venecia) ostentan el protagonismo en el Prado,
seguidas por el fondo francés, más
limitado si bien con buenos ejemplos de Nicolas Poussin y Claudio de Lorena. La pintura alemana cuenta con
un repertorio discontinuo, con cuatro obras maestras de Durero y múltiples retratos de Mengs como principales
tesoros. Junto al breve repertorio de pintura británica, circunscrito casi al género del retrato, hay que
mencionar la pintura holandesa, una sección no demasiado amplia pero que
incluye a Rembrandt.
Aunque sean aspectos menos conocidos, el museo cuenta
también con una importante sección de Artes decorativas (Tesoro del Delfín) y con una colección de esculturas, en la que destacan las greco-romanas.
Junto con el Museo Thyssen-Bornemisza y el Museo Nacional Centro de Arte Reina
Sofía, el Museo
Nacional del Prado forma el llamado Triángulo del Arte, meca de numerosos turistas de todo el mundo. Esta área se enriquece con
otras instituciones cercanas: el Museo Arqueológico Nacional, el Museo Nacional de Artes Decorativas, la Real Academia de Bellas Artes de San
Fernando y otros
pequeños museos. WILIPEDIA
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