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Pegalajar, Jaén, Spain
Gracias por venir a recorrer estos senderos literarios que han brotado de una fontana silenciosa, sedienta de emoción y de calma. Gracias por leer estos poemas, por beber su aliento, por respirar su aroma, por destilar su esencia, por libar su néctar. Sabed que han brotado de un corazón anhelante que sueña con ser luz y ternura, primavera y sueño, calidez y verso. Mientras lo consigo sigo escribiendo, soñando, amando, enseñando, viviendo y cantando a la vida y al amor, al mar y a la tierra, a la tristeza y al llanto, al suspiro de la brisa y al deseo de los espejos, a la melancolía y a la nostalgia. La vida es como un poema que, en unas ocasiones, nos abre las puertas de paraísos ignotos, de hermosas praderas cuajadas de florecillas silvestres, de exóticos jardines, de luminosas estancias donde germinan los sueños y donde se gesta el amor, pero en otras nos aboca al temblor de los fracasos, al dolor de las heridas, al vacío de las ausencias, al llanto de las tormentas, al furor de las ventiscas, al horror de las contiendas y a la tupida oscuridad de una noche sin luceros. Espero que seas feliz mientras bebes agua de los manantiales de la poesía, de las fontanas del verso.

lunes, 26 de febrero de 2018

EL ESTUPOR DE LAS PATERAS

 Son los despojos de un naufragio,
el indómito estupor de las pateras
el dolorido silencio de esta tierra.

El mar, devorador de ilusiones y de proyectos,
emerge furibundo, como potro desbocado,
desde el fondo visceral de los océanos.

Un recuerdo lacerante que merece
ser rescatado  del olvido de las campanas.
Entretejer lentamente los frágiles jirones
de una trayectoria rota en mil pedazos.
El peso demencial del abismo
 se cernió sobre sus vidas.

Hacía ya mucho tiempo que eran hombres muertos
entre las volubles dunas de la noche de sus sueños.
Eran telarañas del desierto,
 sutil arena que se adhiere al lagrimal.

Amamantaban un lodazal de llanto en su pecho
que les achicaba el agua del corazón malherido.
Llevaban el peso del dolor en la mochila,
el furor de todos los temporales,
oculto, en el doblez de su alforja.

La sombra de sus pesares,
fantasmagórica como la luna menguante,
bailaba su danza fúnebre alrededor de su vientre.

POEMA PUBLICADO EN LA REVISTA DE CREACIÓN LITERARIA Y PLÁSTICA ALDABA Nº 35 EN LA PÁGINA 27. INVIERNO 2018.

ENCARNA GÓMEZ VALENZUELA

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