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Pegalajar, Jaén, Spain
Gracias por venir a recorrer estos senderos literarios que han brotado de una fontana silenciosa, sedienta de emoción y de calma. Gracias por leer estos poemas, por beber su aliento, por respirar su aroma, por destilar su esencia, por libar su néctar. Sabed que han brotado de un corazón anhelante que sueña con ser luz y ternura, primavera y sueño, calidez y verso. Mientras lo consigo sigo escribiendo, soñando, amando, enseñando, viviendo y cantando a la vida y al amor, al mar y a la tierra, a la tristeza y al llanto, al suspiro de la brisa y al deseo de los espejos, a la melancolía y a la nostalgia. La vida es como un poema que, en unas ocasiones, nos abre las puertas de paraísos ignotos, de hermosas praderas cuajadas de florecillas silvestres, de exóticos jardines, de luminosas estancias donde germinan los sueños y donde se gesta el amor, pero en otras nos aboca al temblor de los fracasos, al dolor de las heridas, al vacío de las ausencias, al llanto de las tormentas, al furor de las ventiscas, al horror de las contiendas y a la tupida oscuridad de una noche sin luceros. Espero que seas feliz mientras bebes agua de los manantiales de la poesía, de las fontanas del verso.

sábado, 8 de febrero de 2020

LA MELANCOLÍA




Por qué, amor mío, la melancolía,
como gota destilada hacia la noche,
secuestra la luz de tus arrecifes saturados de violeta.
Por qué tiñe de tintes sombríos los corales
                                          que navegaron tus ojos.


Cuántas noches soñando con tu aureola
su luz hizo brotar el fuego del estío en las praderas de mi alma
y plantó flores de azahar como palomas mensajeras
en mis jardines colgantes.

No me dejes donde la luminosidad del día
no pueda extender su manto de albatros silenciosos,
su espejo de claridad, su gracejo de dulzura.
No me abandones jamás
donde no llega la gota de su dulzura.
No me olvides donde tus manos son playas desiertas,
ni en la desolada caleta en donde habita la oscuridad,
desde donde nos llega un insoportable eco de lejanía,
-tediosa orla, encadenada a los itinerarios de la desolación-,
donde seremos esqueletos bebiendo el vino amargo de los puertos.
Déjame allí donde el sol, con su paleta de sueños,
                                                                  pinta de azul la tristeza.

ENCARNA GÓMEZ VALENZUELA

 POEMA PUESTO EN LA REVISTA AZAHAR DE FEBRERO 2020, FORMATO DIGITAL


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