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Pegalajar, Jaén, Spain
Gracias por venir a recorrer estos senderos literarios que han brotado de una fontana silenciosa, sedienta de emoción y de calma. Gracias por leer estos poemas, por beber su aliento, por respirar su aroma, por destilar su esencia, por libar su néctar. Sabed que han brotado de un corazón anhelante que sueña con ser luz y ternura, primavera y sueño, calidez y verso. Mientras lo consigo sigo escribiendo, soñando, amando, enseñando, viviendo y cantando a la vida y al amor, al mar y a la tierra, a la tristeza y al llanto, al suspiro de la brisa y al deseo de los espejos, a la melancolía y a la nostalgia. La vida es como un poema que, en unas ocasiones, nos abre las puertas de paraísos ignotos, de hermosas praderas cuajadas de florecillas silvestres, de exóticos jardines, de luminosas estancias donde germinan los sueños y donde se gesta el amor, pero en otras nos aboca al temblor de los fracasos, al dolor de las heridas, al vacío de las ausencias, al llanto de las tormentas, al furor de las ventiscas, al horror de las contiendas y a la tupida oscuridad de una noche sin luceros. Espero que seas feliz mientras bebes agua de los manantiales de la poesía, de las fontanas del verso.

viernes, 5 de junio de 2020

día del medio ambiente



Este es el artículo periodístico de opinión, de mi autoría, que ha salido en el periódico de junio.Está en la última página del mismo. Es una colaboración desinteresada en el periódico IDEAL SIERRA MÁGINA. A ver si os gusta. Lo pongo abajo en letra grande para que resulte más fácil su lectura.

LA CRISIS DEL COVID-19. DESIGUALDADES ENTRE LOS SERES HUMANOS 
En todas las crisis económicas, sanitarias, sociales o humanitarias: pandemias, contiendas,  catástrofes meteorológicas,  atentados terroristas y en todas las tragedias que suceden en el mundo, se evidencian las terribles desigualdades económicas entre los seres humanos.  Las clases altas siempre tienen ventaja en cualquier situación problemática. “El dinero busca al dinero” o “El capital refuerza al capital”. Malditos refranes que suelen ser ciertos.

Sirva de ejemplo la crisis económica del 2008, denominada “Crisis del ladrillo” tan cercana en el calendario. Desde ese tiempo cruel, se han acentuado las diferencias entre ambas clases sociales, entre pobres y ricos. Por el hundimiento de la economía, los despidos en masa del trabajo, dado su abaratamiento, el cierre de las empresas y los ERES, hubo muchas familias arruinadas, que no podían continuar pagando las hipotecas y que tampoco podían vivir por la escasez de recursos o por la total ausencia de ingresos.

Centrémonos ahora en la pandemia del COVID-19. Los de arriba, los poderosos, los magnates y las élites tienen mejor tratamiento que las clases bajas. Estos individuos pueden acceder a la sanidad privada y, con su solvencia económica y su dinero, lo consiguen todo. Por eso abogamos por una sanidad pública, bien dotada de medios, personal competente, materiales adecuados y tecnología de última generación sin dejar a un lado la investigación en todos los ámbitos de la sanidad.

El Gobierno debe aumentar el gasto público en salud y dotarlo de más recursos, así como asegurar el acceso universal a los medicamentos y vacunas del COVID-19, que se están investigando. Solo así podremos tener un sistema de salud sólido, estable e igualitario que cubra las necesidades de todas las personas.
Desgraciadamente, este año, por causa de esta pandemia, todos estamos recluidos en casa. Pero no debe pesarnos. Así hemos conseguido que el coronavirus no se propague tanto. De no haber estado confinados, los resultados hubieran sido mucho peores.  
Hemos convertido nuestros balcones en patios de butacas para asomarnos a contemplar el paisaje, para escuchar los conciertos musicales que dan algunos músicos,  para aplaudir a los que lo están dando todo en esta crisis sanitaria y para hablar con los vecinos y con los amigos.

Durante nuestra reclusión, el paisaje, los valles, las montañas, las selvas, las sabanas se están recuperando del perjuicio que les causábamos a diario los seres humanos. Los destrozos infringidos al medio ambiente se están reparando, en parte.  Mejora la flora y la fauna ha ampliado su entorno. Los animales salvajes se acercan, en ocasiones, a buscar comida a los ámbitos rurales o urbanísticos.

Fijémonos en la perversidad del coronavirus: ataca a traición. Un solo contagiado en China ha transmitido la enfermedad a medio mundo. Deseamos creer que todo ha sucedido inconscientemente. No queremos entrar en la polémica de guerra bacteriológica. Por eso hemos de ser muy cautos y aunque salgamos, debemos seguir manteniendo las medidas de seguridad recomendadas. El virus está atacando a toda la humanidad, ha paralizado la economía mundial, ha cancelado vuelos, ha cerrado fronteras. Necesitamos actuar todos unidos, codo con codo, para salir de esta y poder retomar nuestro ritmo de vida. 

Ya se están dando pasos hacia el desconfinamiento en fases. Si la primera fase se supera sin que crezcan los contagios, pasaremos a la siguiente y así sucesivamente. Esperamos no tener que dar marcha atrás, porque, en algunas ciudades, salen a la calle muchas personas a la vez y no se guarda la distancia de seguridad, se forman, grupos y algunos no llevan mascarilla, que no solo protege al portador, sino también, a los demás. Hasta que no se determine la inmunidad de grupo (60-70 % de personal inmune al COVID-19) o tengamos la vacuna, las salidas, sin las medidas aconsejadas, pueden traernos contagios y extensión del coronavirus. Seamos prudentes o tendremos que lamentarlo.

La crisis económica que sufriremos, en el terreno laboral, por causa del COVID-19 va a ser muy grande. La mayoría de las empresas han tenido que cerrar para evitar la propagación del virus, se han hecho ERTES, que algunos obreros, necesitando ese desahogo económico, aún no han cobrado.  Ahora, cuando los contagiados y las muertes por causa de la epidemia están disminuyendo, se ha empezado a abrir las fábricas y las empresas, pero las predicciones son nefastas en este sentido, porque se han destruido muchos puestos de trabajo. Poner las empresas en marcha y propiciar las ventas va a costar mucho. Será necesario aunar esfuerzos en este sentido. Se está hablando ya de aumentar el consumo de productos españoles. Es una buena iniciativa.

Los hoteles, los restaurantes, los pub y los bares de copas y otras empresas lo van a tener muy difícil, porque, al principio, tendrán que trabajar solo con una parte de la clientela y, todo eso, después de haber hecho una inversión instalando medidas de seguridad para proteger al público y al personal laboral. Hay que tener en cuenta que algunos gestores de estos negocios tienen el local en alquiler y han de hacer frente a ese pago.

Se dice que la crisis económica del COVID-19 provocará un aumento en los créditos impagados, lo que bajará los beneficios de la banca y los créditos se verán afectados. Según el Banco de España, en esta crisis, los bancos cuentan con mayor nivel de solvencia que en otras crisis. Esto debería permitirles asumir el riesgo. En esta crisis, vamos a  perder todos. Como siempre, serán las clases pobres las que asuman los mayores costes.

Aunque nos pese, debemos acostumbrarnos a batallar con las epidemias, que nos han asolado a lo largo de la historia y nos seguirá asolando en el futuro. Esta pandemia es fruto de la globalización. Tenemos que buscar un equilibrio para suplir las carencias y las miserias que nos acarree. 



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